febrero 28, 2012

OneShot for #OneShot

Esta mañana me pare pensando sobre las cosas maravillosas de la vida: respirar, sentir, vivir... entre otras cosas. Al llegar a la oficina me entero de lo de OneShot que intentaron asaltar cerca de donde viví durante tantos años en Bello Monte.
Me molesta porque los malos son los que terminan vivos y los buenos, bueno... al paso que vamos terminamos siendo menos... Entonces me pregunto: ¿Quizás Roberto tiene razón? La sensación de asco es insoportable contra esta tierra que me vio nacer, asco a la ignorancia, a la violencia, a la ausencia de ética, donde el hierro manda y escupe plomo, la única verdad que manda en las mentes de los débiles... (y aunque odie decirlo, porque detesto la palabra por su asqueroso peso semántico y discursivo) de Los Marginales.

PERO
Tengo que ser quien soy, un millonario en optimismo y un politico terriblemente esperanzado. No sé como cambiar un país, mucho menos cómo cambiar la mentalidad de los ciudadanos, sólo sé que no podemos aceptar esta que VAINA nos consuma como unos idiotas y seamos apenas marionetas de los violentos, de los mentirosos y los poderosos.

Esta mañana escribí esto con la esperanza de darle alegría a los míos... ahora lo publico para que Jah le de Fuerza y Templanza Juan David Chacón... 

Fuerza y esperanza...

Mira por la ventana
Todos los días uno se levanta con la vida a cuestas. Se lava, se arregla la cama o no, depende del ánimo. Se viste uno con cualquier cosa o con algo cuidadosamente preparado. Se desayuna o no, y finalmente se corre en un ritual casi sagrado de llegar al metro, golpear a los atravesados, golpear a medio mundo en la salida del tren, correr los 200 metros a la parada del autobús que te lleva a Guatire (típico, si vas tarde pasa mas temprano, si vas temprano, pasa mas tarde) y duermes todo el viaje.

Pero desde hace unos días tengo la sorpresa de mirar por la ventana y observar: la luz que cae sobre los árboles. El olor, el aroma que la mañana nos presta para cambiarnos el día, los múltiples azules del cielo redentor, el cálido encuentro del sol con mi cara. 

Gente... Gente que con mucho hace que esta más de tres o cuatro horas de pie, marcando el ritmo de la ciudad, danzando con ella en un juego de 720 grados que nos marca el tiempo. 

Son horas, minutos, segundos, litros de café, kilos de pan con jamón y queso, ¿Cómo se medirá el sueño? ¿Con kilos de arenilla? ¿Litros de ácido láctico? Y millones, miles de millones de beats, de canciones que acompañan a los muchachos, a nosotros, a mi. 

Sensaciones: los besos de buenos días que te vaya bonito, de la cierta ligereza tras haber hecho el amor antes de salir, esas sensación después de discutir, el examen, el trabajo, la agenda, lo pendiente, lo importante, el sexo, el almuerzo que se quedó, el alquiler, la correa del carro. El olor a tierra caliente. El orgullo de la boleta de los hijos, la sensación que vas a llegar tarde... Otra vez. 

Ritmo, tiempo, giros, beats, miradas, visiones, líneas de carretera, pasiones, canciones... Todo es medible, cuantificable, pero de esa manera, con esa actitud científica y aburrida nos perdemos lo mejor de la mañana. Mirar por la ventana, oler la madrugada, ser feliz.
A todos mis mejores deseos, un abrazo inmenso,
Paz.

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