Un agujero negro aparece en medio del cielo, encima de una ciudad triste y solitaria como cualquiera. Un monstruo emerge de él, blanco, informe, descomunal. Tetsu, un jovencito famélico sobrado de arrogancia observa a su nueva presa. Cenco, otro monstruo, le acompaña: a primera vista ambos son inseparables, física y telepáticamente hablando.
Yuki, una niña curiosa descubre sin querer el secreto que habita en una simple bicicleta. Su sorpresa es interesante y sin vuelta atrás.
Cencoroll (2009, 30 mins.) es otro de esos Anime creados enteramente por una sola persona. En este caso la dirección, animación, diseño y guión fueron obra toda de Atsuya Uki a partir del premiado manga Amon Game. Son poco menos de treinta minutos que se extinguen como un respiro.
No es que el visionado de Cencoroll nos haga mejores personas a partir de una profunda reflexión (aunque nunca se sabe), ni que vayamos a quedar impresionados por la animación o el guión. En todo caso, eso sí, ofrece una experiencia singular, un poco indescriptible, como las letras de Murakami. Dicen que viene en camino una segunda parte. No es necesaria, pero ya la quiero ver.
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