enero 18, 2010

Haiti de mis tristezas

Todas las noches veo de nuevo el resumen de las noticias del día. Recojo las imágenes que veo en mi televisión y no veo más nada que tristeza, violencia, y lo que me da más arrechera, la falta de atención de los sectores políticos, quienes deben tomar las riendas de las cosas, pero no lo han hecho. Pareciera que sólo están esperando que los demás tomen decisiones por ellos.
De este lado la cosa esta más grave. Los comentarios que se escuchan son terribles. Como si la naturaleza no fuese la causante de estos hechos, sino una acción terrible del imperialismo yanqui que desea invadir a esta gente que tanta necesidad está pasando.

Creo que está de más pedir a los que supuestamente lideran las naciones, que bajen sus verbos malsanos y simplemente pónganse los patines y vayan a ayudar a esa gente que tanto lo necesitan. Darle el apoyo económico y logístico a la gente que sí tiene cojones, se montó su bolso y se montó en un avión militar a echarle bolas a un país que no es suyo, pero que la experiencia y las ganas los hacen meterse en asuntos como este, arriesgando sus vidas por extenderle la mano a la gente afectada.
Dios sabe que tantas almas y tanto desastre tienen una razón de ser. Ojalá que la gente tome conciencia de todo lo que está pasando, en especial quienes toman las decisiones, que son los hombres designados a cambiar el mundo y lo que están es hablando paja como el nuestro.

Mis respetos a Ban ki-Moon, un hombre que no se queda en su escritorio de Nueva York esperando que las cosas pasen y haciendo llamaditas desde su despacho. Es un hombre de acción y de planificación, que confía en la gente que tiene a su alrededor y que está haciendo una gran labor. Ojalá hubiese más liderazgo como él.

Agárrense los cojones, si los tienen, y compórtense que Haití nos necesita.

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