octubre 09, 2009

Las voces del alma


Soy ucevista. Casi por poca cosa, pude nacer en la UCV. Recuerdo los pasillos de la central en las noches en aquellos años 80, cuando mi papá aún estaba estudiando en la universidad. Recuerdo los conciertos en el Aula Magna, recuerdo las veces que, soñando en la literatura, la fotografía, la buena música y el cine, me metía en sus pasillos para deleitarme de la piratería y de los viejos libros de poetas finados. Pero de todas las cosas que recuerdo, recuerdo los sonidos de aquella revolución que llevábamos en el alma, aquella que nos sembraron las canciones de protesta de quienes si creían que podíamos cambiar el mundo.
Años después, en una decisión firme de esas pocas que uno toma en la vida, decidí olvidarme de la universidad privada, despedirme de los sueños de ser comunicador social de la católica y deslastrarme de los dolores de cabeza de la Santa María para finalmente abrazar mi destino en la UCV. Eran tiempos de cambio social, hoy tristes cambios, pero que finalmente, despertando de las ilusiones sociales, me sumé a las filas de los soñadores con acción.
Las cosas habían cambiado. Mercedes Sosa, Soledad, Atahualpa, Violeta Parra, Pablo Milanés, Alí Primera, se confundieron con las voces de Manú Chao, de ska y de Rock pesado. Ya la revolución de las ideas estaba desgastada y estaba naciendo un nuevo movimiento que decía que la neoliberalidad violenta y disociada se llamaba Socialismo del Siglo XXI. Socialismo… después de cuarenta años de fallas, de pobreza y de represión, quieren meternos de nuevo el socialismo.
Pero pareciera que mientras más tiempo pasa con engaños y mentiras, más viriles y sensatas suenan las voces de los cantores que otrora que le cantaban al futuro. Que mientras se trastocan las realidades de aquellos más pobres, la palabra de los que pensaban en el campesino, en el hombre pobre, en quienes tenían esperanza de salir adelante estudiando y trabajando, hoy renacen como el fénix y muestran que el sueño sigue vivo.
Hoy el que se sienta en la silla del proceso es el bachaco fundilluo. Hoy los estudiantes siguen siendo el bastión de lucha, con ideas, palabra y acción. Hoy más que nunca la conciencia política es más importante que la ideología, y que el trabajo es el futuro de los hombres, por encima de la igualdad social.
Hoy escribo desde aquellas voces que nos dejaron el legado de la conciencia. Escribo para aquella mujer emigrante, aquella mujer exiliada, aquella mujer perseguida por los hombres que la temían, y que su única arma era su guitarra, su tambor y sus corridos. Hasta luego Negra, desde este lado seguiremos escribiéndole a la vida, por encima de las tristezas. Gracias por creer en nosotros.

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