Debo describir el dolor como insoportable; al punto que pararse era una odisea, casi tanto como acostarse. Girar en la cama era casi imposible, pero soy terco y pese a que el dolor es inhumano, no iba a dejar que me venciera…
Me venció. Sinceramente me venció. Un ibuprofeno de 800 no iba a resolver la situación, sólo la iba a aliviar. Finalmente decidí que para ser un inútil en una cama prefería mil veces una inyección. Y mira que odio las inyecciones.
Al día siguiente me paré para irme directo a la emergencia de la clínica. Juro que esta vez fui solo. Era la primera vez que me enfrentaba a tanta burocracia. Pero como la burocracia es tal cual así, tuve que calármela. Total, estamos en Venezuela…
Llegué y una doctora, que su pongo yo que tenía en la emergencia más o menos desde anoche, me dio un papelito con un numero y me mandó directo a admisiones, en castellano, la gente que se cae a coñazos con el seguro.
Me dieron una carpetica de más o menos seis formularios, todos diferentes pero iguales. Yo me imagino una persona que esté bien jodida y sin un familiar, llenar estos papeles debe ser una real tortura. Además, siempre me he preguntado por qué te preguntan la fecha de nacimiento y la edad… ¿no es al fin y al cabo lo mismo?
Una señora me agarró pa cien. Esas viejas que tienen siempre una conversación inocua y que siempre termina en lo mismo, que si Chávez esto o lo otro, que si la gripe porcina, que si la gente tal cosa, que si…bueno, lo que se le ocurra. A uno no le queda más que seguirle el paso, pues al final, tenía que llenar unas cuantas planillas de lo mismo.
La revisión
Una doctora me pasa y me dice… “aja que te pasa” y uno se despepita a hablar… “bueno, erase una vez el hombre… y bueno, por eso estoy aquí”.
Después te toca (ojo, muy profesionalmente, y si me preguntan qué significa eso, es que es profesionalmente):
- A ver, te duele aquí.
- No
- Aquí…
- Si
- Y aquí…
- Ay
- Si ¿no?
- Aja
- Y si te muevo la pierna así
- Duele
- Y esta
- También
- Bueno… yo te voy a mandar a hacer unas placas
Yo dentro de mi aliviado, porque el cuento de las placas la tengo yo arrastrando desde que me acuerdo que me duele. Quizá por eso me gustan las cosas tipo emergencias… simplemente se decide y se hace.
Ya acostado, esperando que me digan que hacer escucho la voz de un hombre que dice que se sentía mal. “Te digo que lo que tengo es un infarto en el estomago”, decía el hombre que argumentaba que se comió un perro y nada, el estomago le empezó a doler pero no vomita, no caga, no se mueve, no le dan gases, nada. Por lo que entendí, esos son los perros de Plaza Venezuela, porque esos son los síntomas.
Ya acostado, esperando que me digan que hacer escucho la voz de un hombre que dice que se sentía mal. “Te digo que lo que tengo es un infarto en el estomago”, decía el hombre que argumentaba que se comió un perro y nada, el estomago le empezó a doler pero no vomita, no caga, no se mueve, no le dan gases, nada. Por lo que entendí, esos son los perros de Plaza Venezuela, porque esos son los síntomas.
La radiología, o “póngase esta batica y no se mueva, y uno temblando del frio”
Creo que lo más divertido fue la silla de ruedas. No es que digo que sea una buena idea eso de vivir sentado en una es buena idea, pero fue divertido. Además que sentado en ella todo transcurre muy suavemente, además de ser, entre paréntesis, muy cómoda.
Casi como en un carrusel me puse a recorrer todo la clínica entre rampas y cosas de esas hasta la sala de radiología.
Un chamo me viene y me dice. “quítate la ropa y ponte esta batica con la abertura para atrás”. Obvio, no iba a mostrarle las joyas de la familia, pero el asunto de quedar realmente desprotegido en el derriere no era gran idea.
Me subieron en una plataforma que se mueve y el médico me decía, ponte para allá, ponte para acá, pon los pies así, no te muevas, no respires, respira, ahora de medio lado, inclínate hacia abajo, ahora hacia arriba… Espérate un momentito que ya vengo, y el momentico fueron como 15 minutos.
15 minutos… 15 MINUTOS CARAJO… yo me estaba muriendo de frio… no, peor, me estaba cagando del frio. Yo sentía como una bola se restregaba con la otra. Pero al final llego y dijo que la tortura estaba acabada.
Esto de hacerse una placa es pa hombres de moral, porque no sólo te dejan pasando frio como un pendejo, sino que además te ven por dentro. Es en serio, te ven por dentro enserio.
Ambulatorio o deambulatorio
Ya en mi silla de ruedas de nuevo, aparece Ivonne preguntando por mí hasta en la morgue. El hecho es que yo mientras me estimulaban la defecación con frio, la señora estaba buscándome por todo el edificio.
Bien, el cuento es que me dejaron en mitad del pasillo de emergencia sentado. Y como tenía el o ipod, pos que más, a escuchar música y esperar a ver qué pasaba. Para mi sorpresa, fue en un lugar muy interesante, porque se veía pasar a todos para todos lados.
De pronto un señor gordo, vestido con una franelita blanca y unos chores blancos también, en cholitas de las brasileras y sentado en una silla de ruedas, abrazaba una almohada y llevaban al señor a yonosedonde. Era obvio que era el tipo del perro…
Otra señora, con un aspecto bastante delicado se encontraba parada en la puerta del consultorio de emergencias, como intentando pedir ayuda, las muchachas son atentísimas, pero la gente de admisiones no. Al rato llego el hijo, y las cosas como que se agilizaron. Pero se veía mal, quizás peor que la mamá.
Casualmente, al ver mi nombre en la pizzarra, me di cuenta que decía ambulatorio. No pude contener la risa al pensar la relación de eso de ambulatorio, y el asunto este de que había deambulado, como muchos, medio puto edificio.
Además, al rato apareció una señora con el pelo azul. Pero estoy hablando de una señora mayor… y estoy hablando de azul en serio… Tokio se quedó pendejo.
Dios salve al analgésico
Odio las inyecciones. Yo peleé tanto de chiquito contra las inyecciones que es lógico que de grande me sigan desagradando. Pero, siempre hay un pero, es una pelea perdida. Entiendo que donar sangre es un acto serio, es darle 500 ml de vida a otra gente, pero eso de que lo puyen a uno, pa meterle una vaina, además a traición, me parece desagradable.
Pero en este caso, debo decir que me siento maravillosamente. Después de la inyección sentí el alivio, pero debo acotar que me faltan unas cuantas inyecciones más, y debo acotar que nada se puede hacer al respecto.
El médico me mandó más exámenes, más medicinas, más inyecciones, y una cita más. Creo que pase la prueba, espero salir de esto de la espalda de una buena vez…