La interacción multimodal la podemos definir como “un proceso en el cual diversos dispositivos y personas son capaces de llevar a cabo una interacción (auditiva, visual, táctil y gestual) conjunta desde cualquier sitio, en cualquier momento, utilizando cualquier dispositivo y de forma accesible, incrementando así la interacción entre personas, y entre dispositivos y personas” (http://www.w3c.es/Divulgacion/Guiasbreves/Multimodalidad).
Y esto es lo que es. Un mundo donde recibimos cientos de miles de mensajes por miles de plataformas, todas interactivas, por medio de las cuales podemos nosotros reaccionar o no a estos estímulos, todo al mismo tiempo.
Digamos que, uno se levanta por la mañana gracias a tu celular que tiene despertador, y observas la hora: 7:00 am. Prendes el televisor y pones el canal que deseas, revisas el calentador y compruebas que hay agua caliente, pones la cafetera y te cepillas los dientes. Suena la cafetera, preparas un sándwich y lo pones en el microondas a minuto y medio. Te bañas y escuchas las noticias en la mañana mientras la regadera suena. Sales y en toalla, escuchas que la situación no está nada bien en Maracay, pero tienes una reunión allá a las 2:00 pm.
En toalla, llamas al taxista por el celular y comes el pan con el café, prendes el laptop y revisas las noticias por internet, mientras que por el MSN esta tu novia, diciéndote que las cosas en Maracay están muy malas. Tu le respondes que si y le mandas el link de la noticia que acabas de leer.
Te vistes mientras ves a La Bicha, pero antes habías puesto a descargar el correo electrónico para revisar que hay de nuevo. Mientras te colocas los zapatos, respondes a uno de tu jefe donde dan las instrucciones sobre la reunión y que se verán allá a las 12 en la encrucijada para comerse unos sándwich de pernil antes de seguir a la reunión.
Apagas la computadora y la guardas en el bolso, recibes un mensaje del taxi que te dice que está llegando a buscarte. Tomas la chaqueta, el bolso y el celular, marcas a tu novia para decirle que vas saliendo, y que seguramente llegarás un poco tarde en la noche porque no sabes lo que puede pasar en la reunión.
Son las 8:30 am.
Buenos días dice el amigo del taxi, quien ya conoce tus gustos y ha comprado unos conciertos nuevos en el tipo de Sabana Grande y pone Pulse de Pink Floyd en el Blueray del carro el cual ves agradecido, porque definitivamente es un concierto muy arrecho.
Por tu celular llega el mensaje de que el documento está listo y lo revisas, haces tus observaciones y lo envías nuevamente al abogado que enviará el documento a tu jefe. Da el visto bueno, sabes que está tranquilo. Mientras vez el concierto sacas el Kindle y te pones a leer el último libro de la torre oscura de Stephen King hasta que caes en sueño.
Cuando despiertas son las 11:00 am. Hay cola.
Le pides al chofer que ponga la radio a ver como están las cosas. Obviamente, tensa calma. Pero sabes que lo mejor es estar pendiente. Le escribes a la secretaria de la empresa a la que vas y te dice –como buena alarmista– que la cosa no esta buena y que sabe de cosas que están pasando, pero que por la zona está tranquila, pero que una amiga periodista le dijo que en la tardecita la cosa se va a volver a encender. No te extraña que Radio Bemba sea más eficaz que la noticia formal, pero la experiencia te ha dicho que no puedes creer todo lo que dice el chisme y lo que no dice la información siempre lo sabe alguien más.
Por SMS me llega la confirmación de que el jefe está en La Encrucijada y nos detenemos a comer. Ahí conversamos del trabajo, de la cena del sábado, de las labores de la semana que viene, de las vacaciones de diciembre.
Así vamos. La reunión, la conexión WI-FI, la impresión del documento, la firma y el paseo por las instalaciones de la empresa. Dos correos de mi novia para recordarme que estamos comprometidos con unos amigos para una cena. Una llamada de la muchacha de la casa para decirme que compró unas cosas que hacían falta y que hizo comida para mañana. Y una transferencia electrónica vía celular para mi papá que me iba a comprar unas cosas.
En la noche llegas a la casa y no hay luz.
La vida se acaba.
Sales a cenar y te sientes algo nervioso: no tienes conexión con nadie y eso causa ansiedad. Después de la cena vas a casa con tu novia, la pasas bien pero no dejas de ver el aparato constantemente. Ella pese que reclama toda la noche la dependencia del aparato, no deja escapar la oportunidad y aprovecha a una noche sin luz para una “velada” romántica a la luz de unas velas.
Creo que al final de todo, puedes vivir multimodal, pero nunca dejar de ser un sujeto analógico para el amor, para comer, para vivir. Sencillamente adoro las comunicaciones, pero… no hay nada mejor que la vida analógica.
diciembre 12, 2008
Adoro las comunicaciones, pero...
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