septiembre 17, 2008

O de cómo las mujeres se convencen
de que las tetas postizas son necesarias

En estos días ha sido común tener muchas "galas" de belleza, quizás todas muy seguidas. Comencemos por el miss Venezuela pues, que es, digamos, el primer nivel de medición de cómo se maneja el asunto de la belleza femenina dentro de los cánones de los estándares establecidos en nuestro país.


No puedo negar que sí, hay muchachas muy bellas en esos concursos, y que seguramente verlas de cerca puede a uno causarle una impresión general bastante interesante. Pues como no, si esas muchachas miden casi dos metros, y que además se montan en unos tacones de casi 70 centímetros, que quizás tienen los senos perfectos, la piel lisita, los ojos grandes y la naricita perfecta.


La cuestión cambia sistemáticamente cuando las reúnes todas, todas las niña de dos metros más el plus todas con las tetas hechas, los culos hechos, los crespos hechos, las narices hechas y todo hecho a competir por para ganarse el puesto de la reina del país para ir a competir con las bellezas del mundo.


El asunto es que finalmente los concursos de belleza dejan de serlo para convertirse en el concurso para ver a quien le quedó mejor la nariz, quien tiene las tetas más feas, a cual se le notan los morados de los masajes, y esas frivolidades que terminan siendo el picadillo de la noche. Tristemente pasan las muchachas en el desfile de traje de baño, para pasar luego al desfile de noche.


Esta etapa del concurso es quizás una de las más terribles, porque si bien en el concurso de traje de baño uno las ve (casi) tal cual como Dios (y el cirujano, claro está) las trajo al mundo, en el de noche las mira uno como camina, como se caen, que llevan puesto (que ciertamente hay algunos trajes de noche que dejan mucho que desear) y como se le ven las tetas nuevas dentro del trajecito extraño ese que la hace ver como un pavo real amarillo con las tetas apretadas y un corsé que no las deja ni respirar. Más picadillo para la noche…


Finalmente, el desaire de muchas y 10 finalistas para el país. Diez muchachas que se enfrentarán a las ocurrencias y preguntas de Daniel Zarcos (que debo decir, el tipo, mientras más experiencia tiene en los concursos de belleza, más mete la pata, pero de eso hablaremos luego). Comienza entonces el inicio del fin de la belleza y la partida para uno de los procesos más tristes de la belleza, que evidencia la estupidez de las niñas lindas (siéntanse por bien servidas aquellas que pese a su belleza son mujeres inteligentes, no están en un canal con 90 por ciento de rating con el nerviosismo atragantado en la garganta y bailando musiquita gallega con el ballet de Venevisión).


No hay que negar que haya de todo. Hay preguntas estúpidas que pueden llevarte a respuestas estúpidas si no eres lo suficientemente hábil. Respuestas estúpidas a preguntas bastante buenas. Y preguntas estúpidas con respuestas estúpidas con muchachas muy seguras de sí mismas que se creen que se la están comiendo y lo mantienen después firmemente hasta el final. Claro, pareciera que aquí se define todo. La que ciertamente mejor responde esa es la que gana. Pareciera que es muy evidente que solo hay una que resalta, pues ya a estas alturas han estimulado nuestros niveles de crítica hasta el tope.


Al final quedan cinco. Quizás las que parecen más naturales. Cinco mujeres torturadas hasta el final. Cinco mujeres que no saben cómo mantenerse en pie en horario Prime Time y que están esperando que les digan que perdieron y van a tener uno que otro trabajito de modelo mejor a los anteriores, o que les digan que ganaron y que su vida estará llena de éxitos de boheme… finalmente una sola es la que gana, pero ahí se gastó un dineral poniendo a esas mujeres todas igualitas, para ponerlas a todas como la miss… ma vaina…


Post scriptum


Después de este concurso de belleza por televisión, mi novia me vio con cara de picardía y con sus manos simulo el tamaño aproximado de cómo se imaginaria sus tetas si se las hiciera… me mira y me pregunta, "¿y si me las hago?". Yo, que pese a que no se verían tan mal no considero que le hagan falta, le respondí, "pregunto yo, ¿tú has visto a un Mitsubishi Lancer Evo con respiradero? No verdad. ¿Has visto un Aston Martin con calcomanías? No verdad. Hay momentos en la vida en los que uno se da cuenta que ciertas modificaciones no hacen tanta falta".


No ha mencionado más el tema…


1 comentario:

Anónimo dijo...

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