La nomofobia no es ni de lejos una enfermedad tipificada pero es una fobia que produce tanta agonía a quienes la padecen como el miedo a los espacios cerrados o a subir en un avión. La nomofobia, dicen los expertos, es el miedo irracional a salir de casa sin el celular. El término es una abreviatura de la expresión inglesa no mobile phone phobia (fobia a estar sin el celular).
Los datos que presenta el CEETA revela que casi el 53% de los usuarios de teléfonos móviles tienden a sentir ansiedad cuando lo los pierden, se les agota la batería, el saldo, o no tienen cobertura en la red.
La ansiedad tiene una función muy importante relacionada con la supervivencia, junto con el miedo, la ira, la tristeza o la felicidad. En la actualidad se estima que un 20.5% o más de la población mundial sufre de algún trastorno de ansiedad, generalmente sin saberlo.
Los síntomas del nomofóbico advierte el CEETA comienzan con brotes de inestabilidad, agresividad y dificultades de concentración. Estas sensaciones pueden estar acompañadas de hiperactividad vegetativa, que se manifiesta con taquicardia, taquipnea, midriasis, sensación de ahogo, temblores en las extremidades, sensación de pérdida de control o del conocimiento, transpiración, náusea, rigidez y muscular, insomnio, inquietud motora, dificultades para la comunicación, pensamientos negativos y obsesivos, etcétera (síntomas que son típicos de los trastornos de ansiedad).
Los adolescentes y las mujeres son los grupos sociales con más riesgo de padecer nomofobia, según el centro de estudios, sobre todo los adolescentes entre los 18 y 24 años, es decir en la época universitaria.
Con el fin de ponerle punto y final o al menos solucionar esta adicción, los expertos recomiendan a los padres que limiten el uso de la red dentro de los hogares y si es necesario acudir con un profesional al detectar el mínimo síntoma.
“La clave es aprender a controlarse, desprenderse del móvil de forma gradual, afrontar de forma aislada las sensaciones y pensamientos negativos derivados de este padecimiento como pueden ser las crisis de pánico. Hay que separar momentos. La noche es para dormir y, por lo tanto, el móvil debe de estar apagado; del mismo modo, que la cena es para comer y no para estar con el móvil”, explica la directora de CEETA Marina Dolgopol.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario