Ahora que la Web 2.0 se ha puesto de moda y hay muchas consultoras vendiendo servicios de este tipo, se empiezan a repetir algunos argumentos que tienen un componente de humo más o menos abultado. He ido recopilando unos cuantos para compartirlos en el blog.
1. Una empresa que no está en las redes sociales no tiene futuro. Evidentemente, es falso. Hay empresas a las que les conviene estar en las redes sociales y otras a las que no les sirve para nada. Y sobre todo, si una empresa no tiene estrategia alguna, no le conviene estar en redes sociales. A un fabricante de tornillos, por ejemplo, Facebook no le sirve para nada. La política 2.0 del Banco Santander ha sido, hasta hace poco, muy acertada en cuanto no hacía nada. A veces, si no está claro cuál va a ser el futuro, no mover un dedo es lo mejor.
2. El marketing en redes sociales es muy barato. Es verdad que abrir una página en Facebook o un perfil en Twitter es gratis, pero eso solo es el comienzo de lo que supone tener presencia en redes sociales. Después hay que crear contenidos relevantes que generen atención e interés y atender a los seguidores uno a uno.
3. Las redes sociales nos permiten prescindir de los intermediarios mediáticos y publicitarios y hablar directamente con nuestros clientes. Esto es cierto pero solo parcialmente. El que crea que montando su presencia en redes sociales va a poder prescindir por completo del marketing convencional está muy confundido. Los medios convencionales siguen teniendo una enorme influencia y la publicidad en televisión es todavía la que mejor funciona en términos de branding.
4. Una marca podrá gestionar su propia comunidad. Esto sí que es una gran falacia. Salvo en casos muy contados, como Apple o Harley Davidson, es raro que los clientes de una empresa compartan una pasión tan fuerte por lo que representa una marca. Por eso, la gran mayoría de las comunidades de marca fracasan. No basta con tener una red social y alimentarla con contenidos. Hay que ser capaces de llegar al corazón de los clientes y esto implica también acciones offline. Normalmente es más sencillo introducirse en comunidades ya existentes para que sus miembros se relacionen, desde ahí, con la marca.
5. Es preciso trazar una estrategia de medios sociales. Sí, pero siempre que ésta forme parte de una estrategia (más amplia) de comunicación. Sin esta última, la estrategia de medios sociales no tiene ningún sentido.
6. Los blogs han muerto y hay que estar en Facebook. Lo cierto es que ni hay que estar en Facebook ni los blogs han muerto para las marcas. Más bien al contrario. A mi juicio, hay que estar en Facebook mucho menos de lo que se está hoy en día (veo muchas marcas que tienen abiertas páginas con muy pocos seguidores, lo que en el fondo, daña su imagen) y los blogs ya se han consolidado como una genial herramienta para llegar a los stakeholders de una empresa. Probablemente, es la mejor herramienta que hay para obtener ese objetivo y todavía no se está aprovechando lo suficiente.
7. Hay que conseguir el máximo número de fans. Otra verdad a medias. Lo que es importante es tener un mínimo de fans para no dar mala imagen. Pero a partir de ahí, la cantidad no es tan relevante. Es más, cada vez es mejor tener menos fans pero conseguir que sean muy participativos, porque los algoritmos de Facebook tienen en cuenta ambas variables a la hora de destacar uno u otro contenido en el muro de los usuarios.
8. Hay que tener un community manager. Es el oficio de moda, junto con otro que se oye últimamente: community strategist. Y no convence nada que la gente se esté formando académicamente para desempeñar este tipo de trabajos. Hay mucho humo (y mucho becario) en este entorno. Lo importante realmente es implicar a toda la organización y no a una persona que va a hacer una labor parcial y probablemente sin pasión alguna. Lo ideal, obviamente, sería que lo hiciera el director general.
9. No es posible calcular el ROI (Retorno sobre la Inversión) de un esfuerzo en medios sociales. Este es el típico argumento para convencer a un cliente de que nos pague un fijo. Y todos sabemos que sí es posible medir los resultados, sea directamente, en términos de menciones y seguidores, o indirectamente, por ventas o reducción de costes de la atención al cliente. Por no hablar de la reputación, que sí es fácil de medir.
10. Barack Obama es el mejor caso de éxito. Es cierto que su triunfo electoral tuvo mucho que ver con las redes sociales, pero si convertimos a este político en el mejor caso de éxito de los medios sociales, vamos por el mal camino. Lo digo porque lamentablemente no ha satisfecho posteriormente las expectativas que en su momento generó a través de las redes sociales.
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