Muchos son los titulares que han generado las revueltas en Oriente Medio y Norte de África (Middle East & North Africa, MENA). Además, la popularización de los formatos gráficos para la visualización de los datos de uso asociados a los medios (sociales) para la Información, la Relación y la Comunicación en la Web 2.0 en general y Twitter en particular, ha dado lugar a la proliferación de un buen número de representaciones infográficas de diferentes conjuntos de datos y flujos de información en la conocida red social.
En vísperas de la Navidad aparecía en GigaOm una breve referencia a un reciente estudio en el que tomaban parte investigadores de cierta relevancia tanto del Web Ecology Project, como de Microsoft Research. Los resultados de este estudio aparecían publicados en un artículo del International Journal of Communication bajo el título “The Revolutions Were Tweeted: Information Flows During the 2011 Tunisian and Egyptian Revolutions” (archivo PDF).
Sin llegar a la generalización gratuita del titular de GigaOm, un repaso preliminar del artículo de marras nos ayudará a confirmar, con las limitaciones de este tipo de estudios (que los propios investigadores ponen de manifiesto en el texto del mismo), algunos lugares comunes que hemos ido señalando aquí a partir de la opinión de muchos expertos a nivel internacional y de los casos de estudio recogidos a lo largo del último lustro en este blog.
Los investigadores consideraron para su análisis dos conjuntos de datos: 168.000 tweets recopilados entre los días 12 y 19 enero de 2011 conteniendo etiquetas (hashtags) relativas a las revueltas en Túnez; y otros 230.000 tweets recopilados entre el 24 y el 29 del mismo mes de 2011, con etiquetas relativas a las movilizaciones ocurridas en Egipto.
Un primer dato interesante lo ofrece la distribución por tipo de actores: periodistas, blogueros y activistas aparecen con similar proporción (17%, 14% y 12% respectivamente en ambos casos); por otro lado, también en ambos casos, de Túnez y Egipto, la categoría de “otros” representa alrededor de la cuarta parte de los actores (25% y 27% respectivamente); y curiosamente bots y medios tradicionales (MSM) están casi a la par, entre el 5% y el 10%.
Este dato puede darnos que pensar lo díficil que resulta delimitar la identidad de las personas y organizaciones que toman parte activa en la Red; pero si nos fijamos en que el tipo de cuentas de Twitter que se analizaron arrojaban una proporción de más de dos terceras partes (70%) de individuos frente a un 30% de organizaciones, parece que esas proporciones de periodistas, blogueros y activistas dan muestras de cierta “democracia en la distribución”, de la que también daban cuenta en GigaOm hablando del futuro de los medios.
Si bien esos datos “estructurales”, en lo que se refiere a la distribución de los actores que tomaban parte activa en ambas revueltas desde la Red, muestran similitudes entre los dos episodios de lo que se ha dado en llamar la primavera árabe, las cifras que ilustran la dinámica de los mismos muestran diferencias significativas.
Usando como parámetros las fuentes y el tamaño de los flujos de información generados, se puede ver como en el caso de Túnez eran los blogueros los que generaban más movimiento, a pesar de que los periodistas se mostraban más activos como fuente de información; lo cual dice mucho de su papel social. En el caso de Egipto, activistas y periodistas se muestran mucho más involucrados en la tarea de generar información; y las organizaciones “no mediáticas” en su difusión.
Estos datos, que parecen apuntar en dinámicas diferentes entre los distintos actores, se definen en mayor detalle en el análisis que realizan los investigadores cuantificando quién se hace eco de qué, es decir quién ‘retuitea’ a quién.
De ese análisis se observa el hecho de que los activistas y blogueros, si bien también participan como fuentes de información, tienen un papel muy relevante ‘retuiteando’ flujos de información que generan otras fuentes, es decir redirigiendo esos flujos y ampliando su alcance en la Red, actuando como verdaderos “routers” en la Red informativa que el activismo social crea sobre la propia red técnológica. Por otro lado resulta interesante también constatar cómo los periodistas se hacen eco casi exclusivamente de informaciones que distribuyen otros periodistas.
De la discusión de datos como estos y algunos más detallados que aporta el artículo se pueden extraer argumentos de muchos tipos para el debate; y aunque concluir a partir de ellos, como hacen los autores, que el periodismo -el proceso periodístico siendo estrictos- en la era de los medios sociales “se ha convertido en una conversación” solo para parafrasear a alguno de los gurús del gremio resulte poco menos que ridículo en un artículo científico, sí es importante que tanto los medios como la ciudadanía tomemos nota de algunas observaciones empíricas relevantes, como por ejemplo el interesante “efecto boomerang” que se da en la dinámica característica de estos fenómenos entre blogueros y activistas “sobre el terreno” y periodistas generalmente provenientes de medios tradicionales interesados en la disponibilidad de información de primera mano, en tiempo real y verificable para sus nuevas “audiencias” en la Red: activistas y blogueros que son identificados con fuentes sobre el terreno por parte de periodistas que luego difunden piezas informativas sobre el acontecimiento en cuestión, que son “retuiteadas” por los mismos activistas y blogueros.
Para finalizar y quedándome con una afirmación (matizada) de los propios autores del artículo, yo diría que es importante entender la naturaleza hiperlocal y simbiótica del proceso periodístico (the situated and embedded natures of contemporary journalistic practices). Casos como los de la primavera árabe -que aun tienen mucho que enseñarnos desde el punto de vista del análisis- deben hacernos pensar (me pongo en el lugar de los medios y los periodistas tradicionales) que las noticias no surgen de “un conjunto estable de fuentes”, sino de una red informativa dinámica e híbrida que cambia de estructura y alcance dependiendo de cómo interactuan una diversidad creciente de actores (a hybrid and dynamic information network whose structures and influences change depending upon how a variety of actors behave); y si bien yo no diría que los datos del estudio así lo demuestren, creo que sí son significativos de que:
Blogueros, activistas y periodistas, trabajando juntos, podemos -y de hecho creo que así está sucediendo en muchos casos de estudio documentados aquí- dar lugar a un nuevo periodismo (online).
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