Reconozco que no soy un experto en derecho. Cuando se publica una ley por lo general lo que se hace es esbozar unos principios generales. Lo realmente importante para su desarrollo viene a ser el reglamento de la misma. Por eso una vez aprobado la semana pasada por el Consejo de Ministros el nuevo reglamento que desarrolla la Ley Sinde. Un pequeño resumen con todo lo que necesitas saber es interesante ya que mucho es lo publicado sobre el tema.
Lo cierto es que muchos de los empresarios que desarrollan su actividad en la red no están de acuerdo con ella. Algunos de ellos nos dejaron sus opiniones recién aprobada. La inseguridad jurídica, la autocensura y la sensación de que los que más van a perder son los usuarios, los proveedores de hosting nacionales y los emprendedores digitales flotaba en el ambiente de las opiniones. También me parece excelente el resumen que realizó David Bravo en Twitter.
Una Ley oscura
Desde su aprobación dentro de un conglomerado mucho más amplio de medidas como la Ley de Economía Sostenible, LES, hasta su puesta en marcha con la aprobación del reglamento en el último Consejo de Ministros de 2011 ha pasado más de un año y medio y lo cierto es que las negociaciones entre los distintos grupos políticos siempre han sido poco transparentes.
Hasta el punto de ver la influencia de Estados Unidos y sus grupos de presión en la redacción de la misma, hasta editoriales pidiendo penalizar también a los usuarios, convirtiéndose en una caza de brujas contra el usuario.
Hemos tenido la suerte de tener unos políticos con “tal altura de miras” que no consiguen ponerse de acuerdo durante los más de treinta años de democracia de nuestro país para hacer una ley de educación de forma consensuada, pero sin embargo para algo tan importante para el futuro de las próximas generaciones como es la Ley Sinde, consiguen llegar a un acuerdo en una tarde. Seguramente no tendrá nada que ver la concesión de la medalla de oro de la SGAE a Mariano Rajoy durante su etapa como Ministro de Cultura.
Cuesta entender la puesta en marcha de esta Ley con el pretendido apoyo a los emprendedores o los nuevos modelos de negocio. Se subvenciona a industrias que están dando los últimos coletazos, como poderosos dragones, siempre peligrosos hasta en la hora de su muerte, pero que finalmente acabarán por caer. Y lo que es peor, acaban por legislar contra sus propios ciudadanos, tratados de delincuentes por el Presidente de la Academia del Cine, sin entender que es Internet.
Cómo funciona la Ley
La Ley tenía que ser un instrumento ágil. Nada de plazos legales que garanticen la posibilidad de defensa por parte de la página web denunciada. Para ello se crea la comisión administrativa que será la que actúe y proponga el cierre de la web, según se filtró en el borrador de la web en su momento.
La comisión tendrá dos secciones. Como en las películas unas harán de polis buenos, la sección primera y otras de polis malos, la sección segunda. La primera hace de intermediarios entre los propietarios de las páginas y los de los derechos de autor que se consideran vulnerados. La sección segunda se encarga de:
adoptar las medidas para que se interrumpa la prestación de un servicio de la sociedad de la información que vulnere derechos de propiedad intelectual o para retirar los contenidos que vulneren los citados derechos siempre que el prestador, directa o indirectamente, actúe con ánimo de lucro o haya causado o sea susceptible de causar un daño patrimonial.
Esta sección está presidida por el subsecretario de cultura o la persona que el delegue y es clave para el funcionamiento de la ley. Al fin y al cabo son ellos los que deciden que webs se cierran. Y tienen el mecanismo para hacerlo en menos de doce días.
La comisión podrá pedir a los prestadores de servicios de Internet que identifiquen a los webmasters de las páginas que, presuntamente, vulneran la ley, a fin de que comparezcan en el procedimiento instruido por el Ministerio de Cultura. Sin embargo, la facilitación de dichos datos necesitará una autorización judicial previa. Pero también pueden pedir el bloqueo de páginas que estén alojadas fuera de España, aunque para ello deberán acudir a la Audiencia Nacional para que autorice dicha acción.
El cierre de la web por daño patrimonial a la propiedad intelectual
Parece muy compliado, pero basta equivocarse en la licencia de una imagen que hemos utilizado para ilustrar un post en nuestro blog. Esto supone el fin de los comentarios sin previa supervisión. De la autocensura. No se puede permitir que nadie comente en una página sin comprobar que no haya puesto un enlace en tu web que pueda contener contenidos sujetos a derechos de autor.
Pero es que además de ser un problema para desarrollar modelos de negocio, crear inseguridad jurídica, la Ley Sinde no resuelve el problema de los derechos de autor, sólo garantiza un halo más de vida para el viejo dragón de la industria cultural del siglo XX. Pero con la Coalición de creadores e Industrias de Contenido llamando cobardes y gobierno de chiste al que decide no aprobar el reglamento por la contestación social, el nuevo Gobierno no tenía muchas más opciones si no quería la enemistad de los lobbys de presión.
Y todo esto sin tener en cuenta las recomendaciones legales de órganos como el Consejo General del Poder Judicial. Si la Ley que tenemos no nos gusta, cambiamos la Ley para legislar a medida de unos pocos. Al fin y al cabo el usuario es tratado como un delincuente.
No todos los autores son iguales
Porque la Ley Sinde está pensada para proteger la propiedad intelectual, al autor en definitiva. Así nos la venden, cuando en realidad lo que hace es defender a la Industria musical, cinematográfica y audiovisual. Hay autores que dejan de escribir novelas como Lucía Etxebarría porque la gente no compra sus novelas, sino que las piratean. No es el primer caso y Almudena Grandes también ha tenido reflexiones “lúcidas” en este sentido sobre el oficio de escribir.
Otros tienen una visión distinta, un modelo de negocio distinto y dejan en Orsai a creadores e industria editorial, o simplemente decidenmatar al intermediario. Afortunadamente Internet puede hacer, y de hecho hace rentables modelos de negocio que para la industria tradicional no son rentables, o por lo menos no con los márgenes que acostumbran.
También hay autores que tienen una visión distinta a la línea oficial de la industria del cine en nuestro país y defienden que el cine español vive de la subvención. Y mientras tanto muchos usuarios llaman al boikot. Del #nolesvotes al #nolescompres. Y el que sufre las consecuencias son las industrias, pero estos no hablan, lo hacen a través de sus contratados, aquellos a los que dieron un anticipo por una novela que ahora no van a vender, un disco que no van a comprar o una película que no van a ver. Los mismos que hasta hace poco se quejaban de los abusos que cometían discográficas y productoras contra sus obras.
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