Yo no soy un usuario lo que se llama normal. De hecho, estoy consciente que el hecho de ser periodista hace que vea las cosas con otro cristal y hace que uno se convierta en un usuario que lo prueba todo, lo revisa todo, es más, deja de ser un usuario para convertirse en un canibal.
Soy un traga web. Desde que comienza el día veo, observo, me deleito, y agradezco todo lo que la internet puede darme: desde artículos sobre temas nuevos que sería imposible leer, pasando por vídeos de bandas de Escandinavia, el fútbol, los blogs de gente que como yo tiene cosas que decir y las dice, comiquitas viejas como Macross, jueguitos mata tiempo, obviamente la vida digital de la gente en el Facebook, una que otra cosa de trabajo, cosas que leer, fotos, ideas de otros, toneladas de correo electrónico, hasta la misma pornografía, y no me vengan a decir que no han visto por lo menos una porque así si les voy a decir que el puritanismo se les subió a la cabeza.
De hecho debo decir que de manera irresponsable considero el tema web más o menos académicamente. Y digo irresponsable, pues con todo lo que he visto del internet y considerándolo un movimiento de influencia social importante, no he sido tan serio como he debido con respecto al tema.
El internet ha llegado a tocar temas de política y de libertad de expresión fundamentales en nuestra era, claramente visibles cuando vemos como se manejan las cosas en Cuba con respecto a la libertad de información gracias a Yoani Sanchez y la red #desdecuba, sin dejar de pasar por el asunto de Google en China, y obviamente, la situación en Korea, que en lo particular, considero que es extrema. Por su parte, tenemos que considerar las maravillas que se han hecho con la plataforma, como la campaña de Obama, la red de Amnistía Internacional, y sin lugar a dudas, el duro movimiento tweet de Venezuela contra el tipo este que cree que manda por acá.
El internet nos ha cambiado la visión del mundo. La forma de ver la vida, nos ha cambiado la extensión de nuestra mirada, y en lo particular no ha hecho tener una visión mucho más ética de las cosas, por nuestra capacidad de ver muchas cosas al mismo tiempo. Nos ha dado a conocer otras culturas, otras visiones de mundo, otras opiniones, otros senderos, que quizá la televisión no nos daba, nos ha dado las oportunidad de responder a la información, a convertir el proceso de la comunicación es una herramienta de vida, a convertirnos en la Sociedad Multimedia que alguna vez McLuhan soñó.
Somos definitivamente, depredadores de la comunicación.
Ahora no me vengan a decir que el presidente y sus convictos enajenados socialistas pueden cambiar eso. Y puede que esto suene totalmente neolibeal, pero esto es parte de la globalidad, y es la herramienta del desarrollo del conocimiento. Es nuestro código de pensamiento y de conducta… somos multimodales a la 2.0.
Hay momentos en que pienso en las teorías de Althusser y me da miedo pensar que estos retrógrados sigan encajonados en el estado censor ideológico. En claro que ese modelo tan estático no le llega nunca a la velocidad de este mundo real, que es segmentado, múltiple, diverso, consciente y hambriento. Donde la ideología cambia de manos tan rápidamente que cuando te das cuenta, el mundo no lo domina uno, lo dominan todos los que tecleamos nuestra fe de que el mundo puede cambiar cuando todos pujamos por una misma causa.
La defensa de los derechos ciudadanos, entre ellos la libertad de pensamiento y de opinión, es la base de la democracia. Es precisamente mi libertad de quejarme y accionar públicamente para generar seguidores a mi causa la que convierte a la comunicación, y más en estos momentos tan interesantes, en la capacidad de cambiar la dirección del pensamiento, un pensamiento menos dogmatico y más ético.
Es arrechísimo estar en mitad de la calle y tomar una foto para mandarla por twitter de la calle rota y decirle al alcalde que eso hay que resolverlo. Es arrechísimo tener un video blog donde pienses, comentes, digas lo que piensas de las cosas que te gustan y especialmente las que te disgustan. Es realmente arrechísimo que después de trabajar como un negro en un documento académico, que desde Georgetown, de Yale, o de la universidad de Tokio o desde París I puedas recibir opiniones, elogios, y recomendaciones de nueva bibliografía.
Coño, el Internet es arrechísimo. Por eso es que cada vez que se sabe de un nuevo ataque por parte del gobierno, y uno ve los efectos de la censura en internet en sociedades como cuba o china, uno se pone en contra totalmente.
Es necesario trabajar porque no se concrete un tema como este, pues puede ser el fin de la libertad de pensamiento… por lo menos públicamente. Yo estoy seguro, porque ciertamente hay quienes saben hacer sus cosas, que existen las maneras de cambiar las cosas desde la resistencia. Ciertamente los momentos de crisis son los más creativos, pero no queremos llegar a eso… ¿Verdad que no?
Yo por lo particular quiero llegar a ser un escribidor de oficio como muchos de mis maestros… quiero decir lo que veo, quiero convertirlo en pensamiento productivo, quiero que mi opinión valga, como se los deseo a todos ustedes.
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