Yo me pregunto sobre si los temas de la moral deben ser escándalo de revistas rosas. No sé, pero me cayó muy mal el tema del Padre Alberto, un tipo exitosísimo en Miami, Párroco en un país donde lo que menos hay son cristianos católicos. Un tipo que además de ser polémico con el verbo, es polémico con sus actos, porque como buen hombre se principios, era un hombre que actuaba, que ya es decir bastante.
Ahora pues, resulta que el cura tiene amante. Pero no una amante de sacristía, sino una amante que llevó a la playa. Yo no sé que me molesta más, si la actitud del cura, que se le deslizaron los deseos en contra de sus votos de castidad, o que le hayan tomado unas fotos de la manera más cobarde y cochina.
Yo voy a dejar a un lado el tema del cura para dejárselo a otros, porque creo que el tema de la moral de la fe es bastante cuestionable. Creo más en la moral del hombre, que por ser más cívica y menos ignorante, es mucho más sensata.
Voy a tomar por los pelos al tema de la moral de los medios. En especial, el tema de la moral de los periodistas rosas, que no dejan de ser incapaces de ver dónde está la noticia y dónde está el escándalo. Y en estos casos, pareciera que el escándalo es la noticia.
Pregunto yo, ¿Por qué destruirle la vida a una persona con la suficiente autoridad moral para cambiar el mundo? Si bien el pana no me caía muy bien, era un sujeto que tenía controlada a las ovejas latinas de Estados Unidos, y había logrado grandes cosas, con las pandillas, con los presos, con la gente con problemas, con los que necesitaban ayuda. Por qué entonces hacerle la vida cuadritos.
¿No podían consultarlo por lo menos para que le formaran su peo y cogiera por el carril? No, la noticia primero. No lo entiendo. Ahí es donde prevalece la ética del medio. La ética del periodista. Es algo para pensar seriamente, porque no se trata del daño a una persona, sino se trata del daño que se le hace a una comunidad que cree en sus líderes de la fe.
Por otro lado, si pensamos bien el asunto. Si, es verdad, el cura como que se expuso de más y metió la pata, pero por lo menos no es gay.
Ahora pues, resulta que el cura tiene amante. Pero no una amante de sacristía, sino una amante que llevó a la playa. Yo no sé que me molesta más, si la actitud del cura, que se le deslizaron los deseos en contra de sus votos de castidad, o que le hayan tomado unas fotos de la manera más cobarde y cochina.
Yo voy a dejar a un lado el tema del cura para dejárselo a otros, porque creo que el tema de la moral de la fe es bastante cuestionable. Creo más en la moral del hombre, que por ser más cívica y menos ignorante, es mucho más sensata.
Voy a tomar por los pelos al tema de la moral de los medios. En especial, el tema de la moral de los periodistas rosas, que no dejan de ser incapaces de ver dónde está la noticia y dónde está el escándalo. Y en estos casos, pareciera que el escándalo es la noticia.
Pregunto yo, ¿Por qué destruirle la vida a una persona con la suficiente autoridad moral para cambiar el mundo? Si bien el pana no me caía muy bien, era un sujeto que tenía controlada a las ovejas latinas de Estados Unidos, y había logrado grandes cosas, con las pandillas, con los presos, con la gente con problemas, con los que necesitaban ayuda. Por qué entonces hacerle la vida cuadritos.
¿No podían consultarlo por lo menos para que le formaran su peo y cogiera por el carril? No, la noticia primero. No lo entiendo. Ahí es donde prevalece la ética del medio. La ética del periodista. Es algo para pensar seriamente, porque no se trata del daño a una persona, sino se trata del daño que se le hace a una comunidad que cree en sus líderes de la fe.
Por otro lado, si pensamos bien el asunto. Si, es verdad, el cura como que se expuso de más y metió la pata, pero por lo menos no es gay.
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