5
No estoy hablando de historias imprevisibles o de cosas que pasan por azar. Se trata de hechos que se suceden porque la historia está escrita de alguna manera en algún lado. Precisamente, la historia estaba escrita, en un libro negro, con hojas gastadas, en latín. Así era la forma de encontrarse con el destino en las historias de hadas y en los cuentos de caballeros y criaturas mágicas, pero esta vez no se trata de historias contables, se trata de cómo pasan las cosas, y esto tiene que ver con Leda
Leda llego a mi casa a las tres de la tarde. Ella fumaba recostada en el poste de luz, con el violín descuidadamente puesto en el suelo, como si no le importara en lo mas mínimo que una de las piezas de madera más valiosas de este país estuviese tratada con el desdeño de esta virtuosa dama y sus dedos.
Tenía unas licras a media pierna, una camisa blanca que lucía entre abierta, pero bajo ella tenía una franelilla roja que entrevisteaba sus senos que podía ver desde mi ventana. Su cabello, como de costumbre estaba amarrado con media cola. La muñequera negra con la estrella roja.
Cuando me asomo a la ventana tira el cigarro al suelo y con sus zapatillas deportivas lo apaga majestuosamente y saluda con la mano. Era ella, indiscutiblemente era ella. Tomé las llaves de la mesa de la sala mientras Maria entendió que era hora de irse, no sin antes echarme una bendición sobre la cabeza. Me santigüe como era la costumbre, porque esta vieja sigue siendo mi madre después de tantos años sin necesidad de haberme parido. “Abre los ojos, negro, ten fe en ti… La niña te ama, pero no sabe que hacer, Es solo parte del sacrificio que debes hacer”. Y nos acompañamos por las escaleras tres pisos abajo, a despedirme de ella y recibir a mi amiga que llegaba de la calle.
Cuando salimos a la calle, un leve viento levanto su cabello mientras tomaba el violín del suelo, se subió los lentes y se entregó con un beso a la tarde.
Estuve sentado en la ventana de la casa. Ella llegó con unos cigarros, encendió ambos y me paso uno. Me miró intensamente. Me tomó de la mano.
- ¿Cómo has estado?
- Digamos que bien, que te puedo decir. Exceso de trabajo. Exceso de muchas cosas.
- Si te conozco.
- ¿Tu?
- Igual, tocando de allá para acá. Como siempre en las mías. Con la última gira he tenido que dejar la universidad por un rato, no creo que sea mucho. Creo que el próximo semestre, si no sale nada raro, seguiré con lo mío de nuevo.
- Si eso me dijiste la vez pasada…
- Ah, negro siempre regañándome. ¿y qué es eso?
Miró el anillo y se rió. Le dije que era mi amuleto, mi protección. Ella se subió la franela y se volteó para mostrarme su tatuaje en la parte baja de la espalda: Queen. “Te gusta”, preguntó con una sonrisa en la cara. Húmedo puse el dedo en la boca del fénix, y asentí con la cabeza. “Un fénix o un cisne” pregunté yo, y puso cara de cierta duda.
La tomé por la cadera y la lleve a mis piernas torpemente y la besé. Su camisa blanca dejaba entrever sus pechos ocultos bajo la camisa roja. Mi mano se deslizó debajo de su camisa.
6
Si se supiera que hay entre las sombras seguramente habría los labios rojos de una mujer que aún no sabe qué nombre tiene el silencio. No sé qué tiene sus piernas, sus piernas dóciles, blancas, fuertes, justas, esperanzadoras. Así, sus caderas así, su ombligo así, su vientre claro y fornido así, el camino hacia su pecho, su hermoso pecho, de senos redondos y pequeños, de pezones duros y claros, de esos que sólo comparte la belleza del amor cuando se ama.
Así, así, se puede seguir besando un cuerpo, una espalda pecosa, una espalda tatuada con nuestra primera cadena entre nosotros dos, nuestro primer vínculo entre los poetas que tanto leímos, entre los labios que entrecruzamos cuando éramos jóvenes, entre los cafés y las palabras perdidas entre besos. No, no puedo llamar a esto sexo, ni amor, ni nada que se parezca a los usos canrnales de la piel, esto es una forma desfigurada del destino. Sólo somos ella, yo, y la energía del universo. Sólo eso.
Su sudor, si es su sudor, que de dulce nada, de salado, de repente, de su olor, de la sábana sudada de todo de lo que pareciera el sexo, de todo lo que pareciera el placer, de todo eso que no sé como se llama. De hecho, también esta el temblor, esta el frío que hay en el ambiente, de la luz que existe alrededor gracias a la media luna, a sus pies, a sus no sé qué realmente como se llama.
Su brazo, después de abrazarla, fue simplemente una forma de saber que había algo que me hiciera calla para toda la vida, dejar las palabras y comenzar con la nueva vida. Pero el mundo no da vueltas para el lado que uno desea. Todo está escrito en las estrellas. Y eso sólo lo puede hacer un visionario del destino.
Me despertó la música. La vi sentada en el suelo con las partituras regadas por todo el suelo. Y con interés en un de ellas, sus dedos estaban sobre el violín simulando notas una y otra vez. Tenía la camisa blanca, sólo eso.
Me senté frente a ella a ver que leía. No tenía nombre por ningún lado y no me parecía nada conocido. “¿y eso?”, pregunte. “es algo que estoy tratando de escribir, pero no convence”. Le pedí que lo tocara. Ella comenzó cerrando los ojos a tocar.
Una luz comenzó a salir de las rendijas de la nevera, y de golpe estalló la puerta de la nevera, y un vendaval nos envolvió a ambos. “Qué es esto”, preguntó ella con rostro de terror. Me acerqué a la nevera y el estuche ya no estaba, solo un ave negra de cuello elegante y con las alas extendidas. El ave emanaba una luz tremenda. No me quedó otra de sacar el ave de la nevera y colocarlo sobre la mesa de noche. Ella acurrucada en un mueble, veía con gran asombro lo que ocurría.
- dime que es un juego negro, que no tiene nada que ver con lo que estoy pensando.
- Si, es lo que estas pensando.
- Como es que siempre es lo mismo, siempre tienes una cosa extraña en tu vida, siempre tienes una sorpresa, una cosa que no se que es que temina haciendo correr a cualquiera.
- Porque así son las cosas Leda porque así son las cosas.
De repente recordé las líneas en latín que leí en casa de Sandra: “Sólo el cantar de la tristeza de una doncella puede dar vida al ave negra de la muerte solar. Sólo el canto del ave, puede acabar con la noche que cubre su corazón, pero el sacrificio de ambos sea justo con el dolor y el renacimiento de un alma”.
Las palabras se me quedaron en la garganta. Y empece a hablar solo:
- ¡cierto!, sólo el cantar, pero no es un cantar porque la clave está en la musica, es algo tocado por ella. Pero lo de doncella…
- Marco…
- ¿Qué?
- Que es esto…
- Por lo que entiendo tu eres la doncella que despertaría al cisne y por lo que puedo entender tu eres la del sacrificio…
- Negro no puedo entender como es que siempre te rodea algo extraño, siempre es algo que yo no puedo entender, siempre es… usssssh, ¡UNA MALDICION!
- Pero lo que no entiendo es que tiene que ver con nosotros dos, porque según Nathaniel, debería morir el cisne para romper la profecía la daga…
- COÑO MARCO ESCUCHAME… NO ENTIENDES QUE NO ENTIENDO QUE ESTA PASANDO…
- Leda toma la daga y mata al cisne que es lo único que puede romper la profecía…
- CUAL PROFECÍA SI YO NO ENTIENDO ABSOLUTAMENTE NADA.
Leda dio un manotazo y soltó la daga, que fue a parar directo a mi pecho.
7
Era difícil respirar, de hecho, era casi imposible respirar, sentía que algo caliente corría por mi pecho, y algo frío estaba enterrado en mi pecho. Ella con sus manos no sabia que hacer, no sabia si sacar la daga o si dejarla en su sitio. En una de esas la tomo fuerte con sus manos y la sacó de un tirón. “Te voy a llevar a un barrio adentro, no sé a donde”. Tomo las llaves de mi carro, con su camisa blanca apretó mi herida y a duras penas me llevó al carro.
Al llegar al modulo de barrio a dentro. Tuvimos que arrastrarnos hasta la puerta y tocar la puerta azul como seis veces para que nos atendieran. Salio un negro como de dos metros y medio que con acento cubano nos atendió. Al principio no nos quería atender porque era un hecho de sangre pero, luego que le mostramos la daga, miró a leda con cara de miedo. Y nos hizo pasar rápidamente. Me colocaron en la cama… y no recuerdo mucho de lo ocurrido.
Cuando me di cuenta estaba el negro echándome unos ramazos y bañando la herida con un aguardiente barato. “esto no es brujería balurda, muchachita, esto es brujería de la seria…” le dijo a Leda y registrando algun libro y después de unas cuantas llamadas, logró conversar con el jefe de los santeros que le dio cierta orientación”.
De un escritorio lleno de cosas, santos, velas y yo no se cuantas cosas más, sacó un cuerno de caza, de eso que se ven en las películas. “Sabia que algún día sabría para que sirve esto”. Y le lo entregó a Leda el cuerno. “Sóplalo” le dijo, y lo que sonó fue música maravillosa. El cubano se rió. Ella sorprendida le preguntaba que pasaba, y al soplarlo el sólo se escuchó el sonido de un cuerno de caza. Llévalo a casa… dijo. No recuerdo más.
Eran como las 3:43 de la madrugada, lo se porque el reloj del VHS marcaba eso… Leda tocó el cuerno y el cisne cantó.
Como a las cuatro, un poco más… Leda estaba con la cabeza del cisne bañando la herida con un viscoso líquido, creo que era sangre, pero era fría…
Como a las 5 leda estaba acurrucada en el mueble viendo como una luz azul llenaba el cuarto… lloraba y el rimel le corría por las mejillas
Como a las cinco y 30 escuche la puerta… Leda se había ido, como de costumbre colocó una nota bajo el cenicero…
Al despertar, estiré la mano para tomar la nota… La nota decía:
“Es increíble como siempre eres el tipo de las cosas extrañas, de las cosas locas, de las cosas invisibles. Son las cosas contigo. Creo que es por eso es que las cosas contigo son tan puras y tremendas, pero son cosas que yo, después de muchos años no logro entender.
No creas que salgo huyendo de tu vida a cada rato por el miedo que le tengo a las cosas que vivo contigo, le tengo miedo al amor que nos tenemos. Tu eres una de las cosas mas puras que me han pasado en la vida, y a veces me cuesta descubrir que eres tan mundano como cualquiera, pero tan extraño y oculto como ninguno.
Según me dijiste, tenia que matar el cisne. Con eso moje tu herida, era lo que me dijiste. Me dio mucho terror lo que ocurrió después. No entendí definitivamente. Porque era simplemente magia. Esas cosas que tú sólo conoces. Magia de la de verdad…esa misma magia que me hizo postrarme en tus labios una vez y es la que me hace volver siempre.
Vine a verte para mostrarte mi tatuaje y decirte que me iba a Munich a tocar con la orquesta…después de ahí creo que son unas cuantas fechas. Dicen que tocaremos con el Papa, pero hasta que no lo vea no lo sé.
Te amo, es el sacrificio que hago por ti”.
8
Sandra me llamo en ese instante. Como buena adivina, conocía todos los detalles de los sucedido, pero de eso no comentó nada. Me pidió que fuera a la tienda para conversar. Que llevara todas las cosas. Aun no había parado de llorar cuando tranqué.
Era incomprensible que tomara el metro. Pero en un caja llevaba todos los objetos. Al llegar a la casa de Sandra me la encontré con Nathaniel en la sala de estar. Ambos charlaban amenamente pero callaron cuando me vieron llegar. El jesuita se abrió la camisa y me mostró la cicatriz. Yo abrí la mía y me di cuenta que era exactamente igual. “no se sabe si era un fénix o un cisne”, dijo el, y sin mucho que hacer asentí.
Puse le huevo sobre la mesa, la daga y el cuerno que aquel cubano me había dado. Sandra extendió la mano y se la di. Con dos pases me quitó el anillo y me dijo que ya no lo necesitaría más. Ella tomo el huevo y lo coloco de nuevo en si caja de terciopelo y la colocó en un anaquel. El anillo, la daga y el cuerno fueron a parar al mismo lugar.
Arodillate, dijo Nathaniel.
- Hoy aprendiste que la fe no es ciega pero que el amor puede cegar a cualquiera. Sólo el señor tiene la visión clara del universo y sabe que sólo él puede cambiar las cosas.
- Nuestro trabajo como magos – siguió Sandra – es entender el universo, saber el por qué de las cosas. Saber que nada pasa en el universo sin alguna razón. Eso nos diferencia del todos los demás. Entender, comprender e interpretar el universo es nuestra misión.
- El anillo es el símbolo de tus miedos…
- El cuerno es el símbolo del alma libre que necesita salir…
- La daga es el símbolo del equilibrio, puede ser un arma mortal como puede ser de gran ayuda…
- El huevo es el símbolo del futuro…
Me ayudaron a levantarme y en alemán recitaron unos versos al unísono... Lohengrin. La luz entraba sobre la ventana… se fundía con las palabras de los recitantes. La cicatriz en el pecho era solo el comienzo de la paz que tenia.
Al salir de donde Sandra acompañé a Nathaniel a templo. El nazareno estaba tan imponente como siempre. El jesuita me miró y me preguntó qué me pasaba. Negué con la cabeza alegando cansancio. “Ella va a volver. El secreto esta en las palabras”.
No estoy hablando de historias imprevisibles o de cosas que pasan por azar. Se trata de hechos que se suceden porque la historia está escrita de alguna manera en algún lado. Precisamente, la historia estaba escrita, en un libro negro, con hojas gastadas, en latín. Así era la forma de encontrarse con el destino en las historias de hadas y en los cuentos de caballeros y criaturas mágicas, pero esta vez no se trata de historias contables, se trata de cómo pasan las cosas, y esto tiene que ver con Leda
Leda llego a mi casa a las tres de la tarde. Ella fumaba recostada en el poste de luz, con el violín descuidadamente puesto en el suelo, como si no le importara en lo mas mínimo que una de las piezas de madera más valiosas de este país estuviese tratada con el desdeño de esta virtuosa dama y sus dedos.
Tenía unas licras a media pierna, una camisa blanca que lucía entre abierta, pero bajo ella tenía una franelilla roja que entrevisteaba sus senos que podía ver desde mi ventana. Su cabello, como de costumbre estaba amarrado con media cola. La muñequera negra con la estrella roja.
Cuando me asomo a la ventana tira el cigarro al suelo y con sus zapatillas deportivas lo apaga majestuosamente y saluda con la mano. Era ella, indiscutiblemente era ella. Tomé las llaves de la mesa de la sala mientras Maria entendió que era hora de irse, no sin antes echarme una bendición sobre la cabeza. Me santigüe como era la costumbre, porque esta vieja sigue siendo mi madre después de tantos años sin necesidad de haberme parido. “Abre los ojos, negro, ten fe en ti… La niña te ama, pero no sabe que hacer, Es solo parte del sacrificio que debes hacer”. Y nos acompañamos por las escaleras tres pisos abajo, a despedirme de ella y recibir a mi amiga que llegaba de la calle.
Cuando salimos a la calle, un leve viento levanto su cabello mientras tomaba el violín del suelo, se subió los lentes y se entregó con un beso a la tarde.
Estuve sentado en la ventana de la casa. Ella llegó con unos cigarros, encendió ambos y me paso uno. Me miró intensamente. Me tomó de la mano.
- ¿Cómo has estado?
- Digamos que bien, que te puedo decir. Exceso de trabajo. Exceso de muchas cosas.
- Si te conozco.
- ¿Tu?
- Igual, tocando de allá para acá. Como siempre en las mías. Con la última gira he tenido que dejar la universidad por un rato, no creo que sea mucho. Creo que el próximo semestre, si no sale nada raro, seguiré con lo mío de nuevo.
- Si eso me dijiste la vez pasada…
- Ah, negro siempre regañándome. ¿y qué es eso?
Miró el anillo y se rió. Le dije que era mi amuleto, mi protección. Ella se subió la franela y se volteó para mostrarme su tatuaje en la parte baja de la espalda: Queen. “Te gusta”, preguntó con una sonrisa en la cara. Húmedo puse el dedo en la boca del fénix, y asentí con la cabeza. “Un fénix o un cisne” pregunté yo, y puso cara de cierta duda.
La tomé por la cadera y la lleve a mis piernas torpemente y la besé. Su camisa blanca dejaba entrever sus pechos ocultos bajo la camisa roja. Mi mano se deslizó debajo de su camisa.
6
Si se supiera que hay entre las sombras seguramente habría los labios rojos de una mujer que aún no sabe qué nombre tiene el silencio. No sé qué tiene sus piernas, sus piernas dóciles, blancas, fuertes, justas, esperanzadoras. Así, sus caderas así, su ombligo así, su vientre claro y fornido así, el camino hacia su pecho, su hermoso pecho, de senos redondos y pequeños, de pezones duros y claros, de esos que sólo comparte la belleza del amor cuando se ama.
Así, así, se puede seguir besando un cuerpo, una espalda pecosa, una espalda tatuada con nuestra primera cadena entre nosotros dos, nuestro primer vínculo entre los poetas que tanto leímos, entre los labios que entrecruzamos cuando éramos jóvenes, entre los cafés y las palabras perdidas entre besos. No, no puedo llamar a esto sexo, ni amor, ni nada que se parezca a los usos canrnales de la piel, esto es una forma desfigurada del destino. Sólo somos ella, yo, y la energía del universo. Sólo eso.
Su sudor, si es su sudor, que de dulce nada, de salado, de repente, de su olor, de la sábana sudada de todo de lo que pareciera el sexo, de todo lo que pareciera el placer, de todo eso que no sé como se llama. De hecho, también esta el temblor, esta el frío que hay en el ambiente, de la luz que existe alrededor gracias a la media luna, a sus pies, a sus no sé qué realmente como se llama.
Su brazo, después de abrazarla, fue simplemente una forma de saber que había algo que me hiciera calla para toda la vida, dejar las palabras y comenzar con la nueva vida. Pero el mundo no da vueltas para el lado que uno desea. Todo está escrito en las estrellas. Y eso sólo lo puede hacer un visionario del destino.
Me despertó la música. La vi sentada en el suelo con las partituras regadas por todo el suelo. Y con interés en un de ellas, sus dedos estaban sobre el violín simulando notas una y otra vez. Tenía la camisa blanca, sólo eso.
Me senté frente a ella a ver que leía. No tenía nombre por ningún lado y no me parecía nada conocido. “¿y eso?”, pregunte. “es algo que estoy tratando de escribir, pero no convence”. Le pedí que lo tocara. Ella comenzó cerrando los ojos a tocar.
Una luz comenzó a salir de las rendijas de la nevera, y de golpe estalló la puerta de la nevera, y un vendaval nos envolvió a ambos. “Qué es esto”, preguntó ella con rostro de terror. Me acerqué a la nevera y el estuche ya no estaba, solo un ave negra de cuello elegante y con las alas extendidas. El ave emanaba una luz tremenda. No me quedó otra de sacar el ave de la nevera y colocarlo sobre la mesa de noche. Ella acurrucada en un mueble, veía con gran asombro lo que ocurría.
- dime que es un juego negro, que no tiene nada que ver con lo que estoy pensando.
- Si, es lo que estas pensando.
- Como es que siempre es lo mismo, siempre tienes una cosa extraña en tu vida, siempre tienes una sorpresa, una cosa que no se que es que temina haciendo correr a cualquiera.
- Porque así son las cosas Leda porque así son las cosas.
De repente recordé las líneas en latín que leí en casa de Sandra: “Sólo el cantar de la tristeza de una doncella puede dar vida al ave negra de la muerte solar. Sólo el canto del ave, puede acabar con la noche que cubre su corazón, pero el sacrificio de ambos sea justo con el dolor y el renacimiento de un alma”.
Las palabras se me quedaron en la garganta. Y empece a hablar solo:
- ¡cierto!, sólo el cantar, pero no es un cantar porque la clave está en la musica, es algo tocado por ella. Pero lo de doncella…
- Marco…
- ¿Qué?
- Que es esto…
- Por lo que entiendo tu eres la doncella que despertaría al cisne y por lo que puedo entender tu eres la del sacrificio…
- Negro no puedo entender como es que siempre te rodea algo extraño, siempre es algo que yo no puedo entender, siempre es… usssssh, ¡UNA MALDICION!
- Pero lo que no entiendo es que tiene que ver con nosotros dos, porque según Nathaniel, debería morir el cisne para romper la profecía la daga…
- COÑO MARCO ESCUCHAME… NO ENTIENDES QUE NO ENTIENDO QUE ESTA PASANDO…
- Leda toma la daga y mata al cisne que es lo único que puede romper la profecía…
- CUAL PROFECÍA SI YO NO ENTIENDO ABSOLUTAMENTE NADA.
Leda dio un manotazo y soltó la daga, que fue a parar directo a mi pecho.
7
Era difícil respirar, de hecho, era casi imposible respirar, sentía que algo caliente corría por mi pecho, y algo frío estaba enterrado en mi pecho. Ella con sus manos no sabia que hacer, no sabia si sacar la daga o si dejarla en su sitio. En una de esas la tomo fuerte con sus manos y la sacó de un tirón. “Te voy a llevar a un barrio adentro, no sé a donde”. Tomo las llaves de mi carro, con su camisa blanca apretó mi herida y a duras penas me llevó al carro.
Al llegar al modulo de barrio a dentro. Tuvimos que arrastrarnos hasta la puerta y tocar la puerta azul como seis veces para que nos atendieran. Salio un negro como de dos metros y medio que con acento cubano nos atendió. Al principio no nos quería atender porque era un hecho de sangre pero, luego que le mostramos la daga, miró a leda con cara de miedo. Y nos hizo pasar rápidamente. Me colocaron en la cama… y no recuerdo mucho de lo ocurrido.
Cuando me di cuenta estaba el negro echándome unos ramazos y bañando la herida con un aguardiente barato. “esto no es brujería balurda, muchachita, esto es brujería de la seria…” le dijo a Leda y registrando algun libro y después de unas cuantas llamadas, logró conversar con el jefe de los santeros que le dio cierta orientación”.
De un escritorio lleno de cosas, santos, velas y yo no se cuantas cosas más, sacó un cuerno de caza, de eso que se ven en las películas. “Sabia que algún día sabría para que sirve esto”. Y le lo entregó a Leda el cuerno. “Sóplalo” le dijo, y lo que sonó fue música maravillosa. El cubano se rió. Ella sorprendida le preguntaba que pasaba, y al soplarlo el sólo se escuchó el sonido de un cuerno de caza. Llévalo a casa… dijo. No recuerdo más.
Eran como las 3:43 de la madrugada, lo se porque el reloj del VHS marcaba eso… Leda tocó el cuerno y el cisne cantó.
Como a las cuatro, un poco más… Leda estaba con la cabeza del cisne bañando la herida con un viscoso líquido, creo que era sangre, pero era fría…
Como a las 5 leda estaba acurrucada en el mueble viendo como una luz azul llenaba el cuarto… lloraba y el rimel le corría por las mejillas
Como a las cinco y 30 escuche la puerta… Leda se había ido, como de costumbre colocó una nota bajo el cenicero…
Al despertar, estiré la mano para tomar la nota… La nota decía:
“Es increíble como siempre eres el tipo de las cosas extrañas, de las cosas locas, de las cosas invisibles. Son las cosas contigo. Creo que es por eso es que las cosas contigo son tan puras y tremendas, pero son cosas que yo, después de muchos años no logro entender.
No creas que salgo huyendo de tu vida a cada rato por el miedo que le tengo a las cosas que vivo contigo, le tengo miedo al amor que nos tenemos. Tu eres una de las cosas mas puras que me han pasado en la vida, y a veces me cuesta descubrir que eres tan mundano como cualquiera, pero tan extraño y oculto como ninguno.
Según me dijiste, tenia que matar el cisne. Con eso moje tu herida, era lo que me dijiste. Me dio mucho terror lo que ocurrió después. No entendí definitivamente. Porque era simplemente magia. Esas cosas que tú sólo conoces. Magia de la de verdad…esa misma magia que me hizo postrarme en tus labios una vez y es la que me hace volver siempre.
Vine a verte para mostrarte mi tatuaje y decirte que me iba a Munich a tocar con la orquesta…después de ahí creo que son unas cuantas fechas. Dicen que tocaremos con el Papa, pero hasta que no lo vea no lo sé.
Te amo, es el sacrificio que hago por ti”.
8
Sandra me llamo en ese instante. Como buena adivina, conocía todos los detalles de los sucedido, pero de eso no comentó nada. Me pidió que fuera a la tienda para conversar. Que llevara todas las cosas. Aun no había parado de llorar cuando tranqué.
Era incomprensible que tomara el metro. Pero en un caja llevaba todos los objetos. Al llegar a la casa de Sandra me la encontré con Nathaniel en la sala de estar. Ambos charlaban amenamente pero callaron cuando me vieron llegar. El jesuita se abrió la camisa y me mostró la cicatriz. Yo abrí la mía y me di cuenta que era exactamente igual. “no se sabe si era un fénix o un cisne”, dijo el, y sin mucho que hacer asentí.
Puse le huevo sobre la mesa, la daga y el cuerno que aquel cubano me había dado. Sandra extendió la mano y se la di. Con dos pases me quitó el anillo y me dijo que ya no lo necesitaría más. Ella tomo el huevo y lo coloco de nuevo en si caja de terciopelo y la colocó en un anaquel. El anillo, la daga y el cuerno fueron a parar al mismo lugar.
Arodillate, dijo Nathaniel.
- Hoy aprendiste que la fe no es ciega pero que el amor puede cegar a cualquiera. Sólo el señor tiene la visión clara del universo y sabe que sólo él puede cambiar las cosas.
- Nuestro trabajo como magos – siguió Sandra – es entender el universo, saber el por qué de las cosas. Saber que nada pasa en el universo sin alguna razón. Eso nos diferencia del todos los demás. Entender, comprender e interpretar el universo es nuestra misión.
- El anillo es el símbolo de tus miedos…
- El cuerno es el símbolo del alma libre que necesita salir…
- La daga es el símbolo del equilibrio, puede ser un arma mortal como puede ser de gran ayuda…
- El huevo es el símbolo del futuro…
Me ayudaron a levantarme y en alemán recitaron unos versos al unísono... Lohengrin. La luz entraba sobre la ventana… se fundía con las palabras de los recitantes. La cicatriz en el pecho era solo el comienzo de la paz que tenia.
Al salir de donde Sandra acompañé a Nathaniel a templo. El nazareno estaba tan imponente como siempre. El jesuita me miró y me preguntó qué me pasaba. Negué con la cabeza alegando cansancio. “Ella va a volver. El secreto esta en las palabras”.
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