mayo 26, 2012

Desenredando Diablo III

Diablo III - pantalla de inicio

El videojuego de Blizzard -para computadoras- es quizá uno de los juegos que más se esperaban en 2012 tras 12 años desde que Diablo II apareciera en tiendas y recopilara varios premios.


La espera, a juzgar por la opinión de críticos y aficionados, ha valido la pena pero ha traído también consigo un par de sabores agridulces.

Tras una semana de tenerlo entre mis manos y recorrer los reinos, laberintos y calabozos del reino de Santuario, les doy mi veredicto con lo bueno y lo malo.

¿Me acompañan?










Lo bueno


El juego


Diablo III
Diablo III es un videojuego de rol (RPG, por sus siglas en inglés) en donde el usuario puede escoger de entre cinco héroes diferentes -hombres o mujeres- para ayudar al reino de Santuario a deshacerse de demonios.


En el camino el héroe recoge armas y armadura, oro, pociones y lecciones de historia al tiempo que interactúa con otros personajes importantes para la trama de la historia.

Pero en este juego la trama es lo de menos. La verdadera satisfacción yace en cada vez que un letrero en la pantalla nos deja saber que hemos subido de nivel y adquirido una nueva habilidad que hace a nuestro héroe único.

La alegría que llena el corazón ocurre cuando se encuentra un rarísimo objeto que hace que nuestro personaje sea más fuerte, hábil o inteligente.

Y es bueno que así sea porque la historia no tiene una gran lógica. A veces los personajes nos tiran sus diarios (cuando digo tiran me refiero a que les salen del cuerpo) para que leamos su historia en vez de que nos la cuenten.

Otras veces sólo ven como tomamos oro y armas de sus seres queridos -ya fallecidos por supuesto- sin importarles en lo más mínimo.

Es más uno de los comerciantes en el segundo acto dice: "Vendo productos baratos porque de cualquier modo los voy a recuperar de tu cadáver. Con todo respeto". (¿?)

Diseño y producción

Diablo III
Pero donde Diablo III se luce es en el diseño y la producción. Blizzard se tomó muchos años (el juego fue anunciado en 2008, pero llevaba ya tiempo en desarrollo) para asegurarse de que lo que brinda a los usuarios sea una experiencia cinematográfica.

Los mundos están reproducidos a un nivel de detalle asombroso. Los efectos de sonido de cada uno de los monstruos o las explosiones hacen olvidar que se está jugando en una computadora.

Y cada vez que termina y empieza un nuevo acto la película que acompaña el momento muestra una animación sorprendente en la que es posible observar los poros de los personajes animados en un ordenador.

Quizá una de las cosas que más llamen la atención de la producción son los elementos sonoros.

La banda original del juego sobresale al punto en el que a veces más que jugar, uno quisiera sólo escuchar la música. Las voces de los personajes que aparecen a lo largo del juego también son interpretadas como si en cada frase se le fuera la vida a quien habla.

Además los escenarios son interminables. Si se acaba el juego y se reinicia en un modo más difícil cada lugar que se visite nuevamente habrá cambiado al azar revelando nuevos oponentes y objetos.

El modo multijugador

Cuando Blizzard anunció hace ya años que Diablo III combinaría juego en solitario con la opción multijugador, el escepticismo me llenó las venas.


Para mí jugar en solitario era una de las claves de Diablo. Ciertamente exploraba el modo multijugador, pero una vez que mi personaje tenía nivel 50 y no tenía que pelear con nadie por tomar una espada o la mayor cantidad de oro.


Cuan equivocado estaba.

Diablo III permite abrir en cualquier momento el juego que uno está desarrollando al público. Al hacerlo cualquier extraño puede incorporarse para ayudarnos en nuestra misión, pero en cuanto el juego en equipo inicia, los oponentes también crecen en dificultad.

Lo interesante es que -a diferencia de sus predecesores- en esta nueva versión no hay que pelear por nada con nadie. Cada jugador recibirá objetos diferentes cada que se derrote a un enemigo.

La experiencia además es simple y rápida. Cada quien se puede unir e irse cuando le dé la gana.

Lo malo


La pesadilla de estar siempre en línea

A Blizzard se le ocurrió que para evitar que los piratas cibernéticos distribuyeran copias del juego, un requisito para disfrutarlo iba a ser que se iba a tener que estar conectado a internet cada que se quisiera jugar.

Cada vez que se oprime el ícono de Diablo III hay que ingresar el nombre de usuario y la contraseña y esperar que el servidor las autentifique.

Diablo III
Hasta ahí es sólo una molestia.


El problema empieza cuando hay demasiada gente queriendo jugar al mismo tiempo y en la pantalla aparece el fatídico error "37", los servidores están llenos. Ha sido tanta la molestia por ello que en internet corre el chiste de que el monstruo más difícil de vencer en el juego es el "error 37".

Otras veces el reino de Santuario es aún más malévolo. Lleva uno jugando un rato y de la nada el servidor nos desconecta... ¿y nuestro progreso? ¡al olvido! El servidor no lo guardó. Touché.

O como ocurrió el pasado fin de semana. Resulta que el servidor tiene un problema y ha sido dado de baja para resolverlo. Como el juego está dividido por regiones uno asume que si Europa no sirve el de las Americas funcionará.

El inconveniente es que el personaje creado está en un servidor y no en el otro, así que al cambiar de continente hay que volver a empezar.

Parece que Blizzard irá puliendo estos problemas conforme pasen las semanas, pero por ahora el requisito de la conexión a internet parece un franco exceso.

La empresa tendría que pensar en formas de proteger sus derechos de autor sin castigar a quienes pagan por el juego.

La casa de subastas

Diablo III
Se trata de una nueva característica que aún no empieza a operar -lo hará en los próximos días- en la que los jugadores podrán "vender" objetos raros que se encuentren a otros jugadores.


Hasta ahora no termino de decidir si esto es una genialidad o una auténtica pesadilla, aunque me inclinó más por la segunda.

Una cosa es vender objetos por el oro virtual del reino de Santuario y otra venderlos por dinero real, con el añadido de que por cada transacción Blizzard se lleva una tajada de hasta 30%.

La casa de subastas abrirá con soporte para nueve divisas: cuatro de ellas latinoamericanas. Jugadores con pesos mexicanos, argentinos, chilenos y reales brasileños podrán vender y comprar armas y armaduras virtuales.

¿Qué importa la crisis si la riqueza parece ilimitada en el reino de Santuario?

Que alguien gane o pierda unas monedas de su bolsillo es algo que está más allá de mi opinión. Cada quien su negocio.

El pero que le veo es que al tratar de ganarse unas monedas de más, Blizzard puede provocar que el juego sea menos una experiencia de entretenimiento y más un coto de pequeña usura que lleve a personas a contratar a otros jugadores en otras regiones del mundo para que les encuentren objetos, a la World of Warcraft.

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