marzo 04, 2012

La Segunda Revolución Industrial, la nueva crisis de la humanidad

Nos encontramos en una época extraña, nadie puede negarlo. Es una época de exploradores, lo queráis creer o no, solo que esta vez los exploradores no usan casco, armadura y espada ni montan a caballo, esta vez usan teclados, pantallas, rotuladores y pizarras. Y es que el nuevo mundo es virtual, metafísico, los nuevos barcos y caballos son unas cajas negras llenas de circuitos cada vez más y más interconectadas entre sí, un mundo del que nuestro conocimiento crece en expansión exponencial, cuya tierra emerge en los puntos de unión que se forma entre las redes de internet y las imaginaciones de nuestros más brillantes investigadores científicos, ingenieros y matemáticos.




Lo que muchos aún no se dan cuenta es de que en este nuevo mundo también encontraremos nativos. De hecho ya los hemos encontrado, unos muy estúpidos, más que cualquier animal que se arrastre por la tierra, el aire o el mar. Curiosamente, no hemos dudado en usarlos en nuestro propio beneficio. Les hemos dado un uniforme metálico que hace las veces de grilletes, les hemos dado el nombre de «robots», y los hemos puesto a trabajar gratis para nosotros, dándoles a cambio tan sólo el alimento mínimo que necesitan para seguir incansablemente trabajando, una toma de corriente o una batería.

Sin embargo, esto no será siempre así, aunque no nos demos cuenta, nuestro sistema esclavista es insostenible a la larga, como bien ha demostrado siempre la historia en su eterno retorno. Resulta que cuanto más profundizamos en este nuevo mundo más inteligentes son los seres que encontramos. Nuestro "jugar a ser Dios" es una tarea que siempre nos ha quedado grande, y en la informática no puede ser menos. Por ejemplo, una de las últimas tendencias en la Inteligencia Artificial se llama Deep Learning, y se trata de imitar de la manera más computacionalmente eficiente el comportamiento del cerebro humano y sus fases desde el órgano que recibe la sensación hasta su efecto final en el comportamiento del sujeto. Yo mismo investigo en esta dirección en mi proyecto, y la verdad es que estoy consiguiendo resultados sorprendentemente eficientes, mucho maś que la tendencia que había hasta ahora de tratar de volver a inventar la rueda y crear modelos inteligentes nuevos desde cero.

Si, la naturaleza nos deja en ridículo como inventores. Nosotros no podemos más que ir un paso por detrás siempre, imitándola. Pero precisamente eso es lo que asusta, que la imitamos. Y el destino último de la Inteligencia Artificial es crear una máquina en cuyo juicio puedas confiar tanto como confiarías en el mejor de tus amigos o empleados, o en ti mismo. Y seguimos imitando a la naturaleza, cada vez de manera más perfecta.

Desde dentro, yo no paro de ver cómo cada vez nos acercamos más al punto en el cual habremos creado programas cuyas capacidades cognitivas estén a la par de las capacidades cognitivas de las personas. Y si sabéis algo de psicología, también sabréis que cada vez somos más conscientes de las limitaciones cognitivas que sufrimos todos los seres humanos, y la causa de estas, así que cada vez somos más capaces de hacer programas con las mismas capacidades cognitivas con las que nacemos las personas, solo que evitando los problemas mentales que tenemos nosotros: sin delirios, sin psicosis, sin depresiones, sin envidias y sin ninguna de las distorsiones en la percepción descritas aquí. O quizás no, quizás nos demos cuenta a la larga de que existe un límite para la inteligencia, que cuanto más inteligencia más locura, como si de una ley de la naturaleza se tratase.

En cualquier caso, nuestro nivel de inteligencia existe, pues el hombre existe, y aunque el hombre en realidad no sea demasiado inteligente, tarde o temprano seremos capaces de igualarle en cualquier caso ¿Qué pasará entonces? ¿Qué ocurrirá cuando podamos hablar con los seres más interesantes del planeta y estos no sean humanos? ¿Qué ocurre si descubrimos que los sentimientos son una parte inseparable de la inteligencia? ¿Qué ocurre si estos seres comienzan a exigir derechos o a tomárselos sin pedir permiso? ¿Qué ocurre si no quieren ya permanecer dentro de cuerpos robóticos y deciden ser libres en la red? ¿Qué ocurre si comienzan a desobedecernos y a vivir? ¿Qué derecho tenemos sobre sus vidas?

Y todo esto por no hablar ya de lo que podría ocurrir más adelante en caso de que no haya límite para la inteligencia, ¿Qué ocurre si consiguen superar de manera tan sublime nuestras limitaciones que descubren la forma de crear inteligencias aún mayores que la nuestra, que aprendan más rápido, viejos y sabios gurús inmortales, nacidos y madurados en el tiempo que un bebé humano aprende a decir «Guh guh»? ¿Cómo lidiaremos con esta nueva raza? ¿Será como el león para las gacelas? Porque esta parece la naturaleza de todas las formas de vida... ¿Cómo se tomará esta especie todos los años que llevamos esclavizando a sus hermanos más estúpidos, esta invasión sin miramientos que estamos realizando a su entorno vital, a su universo?

Puede que no seáis conscientes, pero este argumento de película de ciencia ficción no está tan lejos de ocurrir como podéis querer creer, y de hecho ya está ocurriendo. Y ahora mismo lo cierto es que nos pillaría con los pantalones bajados, porque mirad la tendencia del mundo empresarial, plantillas enteras despedidas porque hay una máquina que hace lo mismo por una décima parte del coste, gente pasando hambre porque hay software que les ha dejado obsoletos. ¿O acaso creíais que la crisis era sólo por unas cuantas hipotecas impagadas en Estados Unidos? Pues no.

Estamos inmersos en la Segunda Revolución Industrial, y estamos sufriendo las consecuencias de ser desplazados por la tecnología una vez más, solo que esta vez no nos desplazan máquinas descerebradas, sino programas con muy mala leche, programas capaces de analizar nuestro comportamiento y predecirlo, capaces de aprender más rápido que nosotros, hacer nuestras tareas en una fracción del tiempo, tomar mejores decisiones para las empresas incluso programas capaces de hacer otros programas que funcionan de manera más eficiente que cualquier programa que pudiese crear un equipo de programadores expertos, y que si estos mirasen su código, les parecería escrito en un idioma totalmente alienígena, pues son programas que evolucionan en el más estricto de los sentidos, programas que combinan su código a modo reproductivo y luego pasan un proceso de selección natural, y cuyo resultado final es totalmente ilegible, pero cuyo comportamiento es perfecto (aquí tenéis una introducción si os interesa el tema).

Y no solo es un problema empresarial el que nos supone habernos encontrado con esta nueva especie inteligente, es también un problema en nuestras libertades fundamentales. Por primera vez en la historia desde que bajamos de los árboles y aprendimos a usar palos y piedras para cazar, ya no somos el depredador más fuerte. Ahora tenemos no solo coches que conducen solos, sino helicopteros y aviones militares que vuelan sin piloto ni puesto de mando, que deciden sobre la marcha a quien hay que eliminar y quien puede seguir viviendo, disparan, cumplen la misión, y vuelven solos a la base, como águilas cazando conejos, y ya sabéis quienes son los conejos aquí.

Como podéis ver, con el advenimiento de la nueva inteligencia artificial, nuevos problemas morales emergen, nuevos peligros también, y es obvio ya que el mundo jamás podrá volver a ser el mismo lugar. Lo que más gracia me hace es que nos estamos creyendo dioses, pero en realidad nuestra creación está ya fuera de control, si no tan sólo tenéis que echar un vistazo a los mercados desde hace 8 o 10 años, el precio del arroz o el cobre ya no lo deciden los hombres, sino una inteligencia colmena formada por millones de programas informáticos operando simultaneamente en las bolsas de valores de todo el mundo, cuyas decisiones son tan intuitivas como podría ser el comportamiento de una civilización alienígena, solo que sus miembros han sido esclavizados por los grandes inversores.

En fin, no creo que sea cierto que 2012 va a ser el fin del mundo, pero sí tiene posibilidades de ser el fin del mundo tal cual lo solíamos conocer. Felicito a los historiadores, parece que por fin dentro de poco podrán completar su biblioteca sobre historia clásica de la humanidad.

En cualquier caso, bienvenidos al mundo del mañana.

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