En el vídeo, un hombre que se hace llamar Mohammad destaca como estos activistas se juegan la vida para sacar esta información a la luz:
Mi función es cortar el material y enviarlo a través de Internet. Independientemente de lo que consiga enviar, diez segundos, veinte, treinta. Todo lo que podemos enviar a los medios de comunicación para que puedan ver lo que está sucediendo.El trabajo en la sombra de estos activistas requiere un gran esfuerzo ya que, como comenta, “a veces, el envío de 20 segundos de imágenes nos lleva dos horas o tres horas”, es decir entre un tres y un cinco por ciento de lo que graban en total.
La escena filmada con teléfonos móviles y cámaras de vídeo amateur se sube a los sitios web de medios sociales como YouTube y Facebook. Además de los peligros de llevar a cabo el rodaje en sí, la principal dificultad es tecnológica.
El gobierno sirio ha permitido el acceso intermitente a los medios de comunicación internacionales desde que el levantamiento comenzó hace casi un año. Pero es un trabajo peligroso, y la semana pasada los periodistas extranjeros Marie Colvin y Ochlik Remi fueron asesinados durante los bombardeos en Homs después de haber sido introducidos de contrabando en esta peligrosa ciudad. Por ahora parece probable que la mayor parte del metraje de la insurrección de Siria continuará – al menos en un futuro previsible – llegando a través de equipos de periodistas ciudadanos como éstos.
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