enero 12, 2012

¿Hay que suprimir el anonimato en Internet?

Las redes sociales relacionadas con establecimientos comerciales están generando una serie de problemas que no se habían planteado anteriormente en una Internet en la que el anonimato parecía sagrado. La supuesta democratización generada por las posibilidades de expresión puestas en manos de los ciudadanos, se está transformando muchas veces en todo lo contrario, cuando son intereses particulares los que llevan a generar comentarios y opiniones a favor o en contra de uno u otro negocio.



Solo hay una forma de solucionar este problema: eliminando el anonimato o, la que a mi juicio es la mejor opción, generando sistemas de “reputación” electrónica que valoren en mayor o menor medida a un usuario en función de su rigurosidad. De hecho, el problema es tan serio que en Francia la agencia de normalización (Aenor) se ha metido de lleno en este campo para autentificar los comentarios de consumidores en foros online.


Y es que hay mucho engaño. Desde empresas que se inventan los comentarios para favorecerse o, lo que es peor, para perjudicar a la competencia. Yo mismo ya casi no me fío. Incluso en webs, como Atrapalo, que aseguran que solo pueden opinar sus verdaderos clientes, hay muchas opiniones de origen bien dudoso. Al margen del problema que supone la inflación de comentarios.


Si queremos mantener el anonimato, para garantizar la libertad de expresión de aquellas personas que o son muy tímidas o tienen razones objetivas para esconderse, solo cabe, por tanto, una solución: incluir sistemas de reputación que asocien usuarios de calidad con opiniones de mayor valor. De esta forma, muy similar a la que justifica el éxito de eBay, será posible también evitar una realidad un tanto preocupante de la actual Internet: la mayor parte de los comentarios son negativos.

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