noviembre 23, 2011

El cuaderno desconocido de Susan, la mujer que “humanizó” los íconos










Tras el éxito del libro “Quién se ha llevado mi queso?”, alguien debería escribir “Quién se ha llevado mi Xerox?”. Más allá de este pésimo chiste, en el libro de la historia de los “espionajes” industriales, seguro que aquella famosa visita de Steve Jobs y sus piratas (él llamaba así, orgulloso, a su equipo de desarrollo del Mac) a la planta de desarrollo de Xerox en Palo Alto ocuparía el capítulo más copioso (copioso en tanto que abultado, no por lo copión, aunque podría serlo también).
Esa compañía había logrado un magnífico entorno con ventanas, bajo el uso de mouse, que luego, a espaldas de sus desarrolladores, sería el estándar en las computadoras personales. Sí, sí, ya sé: usted dirá que no fue exactamente una toma de “interface” ajena, ya que Xerox compró algunas acciones de Apple, lo que le daba derecho al bueno de Jobs a escudriñar los planos secretos del entonces gigante informático. También es cierto, que ese GUI, en 1982, estaba en una fase que podía considerarse experimental, y que se encontraba lejos de la pulida que le daría el team Mac antes de sacarlo a la venta con su computadora de 1984. Aunque todo lo que vino después confirmaría que cualquier trato que pudieron hacer estas empresas entre sí, fue (extremadamente) poco conveniente para los impulsores orginales de los mapas de bits.
Pero bueno, no estamos aquí para revisitar aquella historia, sino para compartir la vida y obra de una mujer, Susan Kare, la diseñadora que humanizó a los íconos. Que le puso carita feliz al monitor. Que logró transmitirle a sus creaciones (los pequeños gráfico de la interface de escritorio) la idea de simpleza que soñaba Jobs para sus productos. Y para ver el cuaderno original de sus creaciones, algo que ha dado a conocer recientemente el escritor Steve Silverman
Porque como decíamos, los íconos que había propuesto Xerox en su famoso entorno, eran más bien monótonos, ascéticos. En el video de arriba, vía Uberbin el blog de Mariano Amartino, puede verse la distancia que existía entre el entorno Xerox y el de los productos que lanzaría Apple desde 1984 (y posteriormente, Windows, claro). En esa lavada de cara, mucho tuvo que ver Susan Kare.

De las tipografías inéditas, a los íconos bonitos

El primer trabajo que tuvo la joven artista plástica cuando llegó a las instalaciones de Cupertino, fue desempeñarse en el diseño de las tipografías para el Mac OS, otra de las obsesiones de Jobs (de su gran colección). Ella estaba dándole al cincel en una escultura para el museo de Bellas Artes de San Francisco, cuando la llamo Andy Hertzfeld, el desarrollador líder del software para el sistema operativo Macintosh, y le ofreció el empleo. Se conocían de la Universidad de Nueva York, y Andy tenía claro que Susan le podía dar a la Manzana el minimalismo que ya reclamaba su célebre fundador.
Ella trabajó con firmeza en el diseño de una idea que entonces era todo un desafío: permitir que cada letra ocupara el espacio que necesitaba per se en el entorno gráfico y no -como era hasta entonces- que una “M” debía llenar la misma zona que la “I”. Desde entonces Kare se volvió una verdadera exponente del Pixel Art a la vieja usanza de los artistas plásticos: con papel y lápiz (o fibrón, en su caso). Porque para lograr tanto sus tipografías como los íconos en los que se concentraría luego, se valió de un cuaderno cuadriculado y un fibra de color rosa, en el que pintaba cada cuadrito como si fuera un pixel (no existía, por supuesto, el soft para diseñar íconos en computadoras).
La leyenda dice que fue el propio Jobs el que se gastó $2,50 para comprarle aquel cuaderno a la dama que le pondría su firma al tipo de letra de Chicago (el característico del entorno Classic de Mac OS y el utilizado en las tres primeras generaciones de la interfaz del iPod de Apple) y quien dibujó el Happy Mac (el monitor feliz que recibió con una sonrisa a los usuarios de Mac, con cada reinicio, durante 18 años, hasta el Mac OS X 10.2). Pero como la mayoría de las leyendas urbanas, esta también es falsa, porque fue sola, Susan, a comprar su cuadernito a tienda de Arte de la Universidad de Palo Alto.
Aquel libro de bocetos finalmente se dio a conocer y allí puede notarse el humor y la facilidad de la autora para crear señales que tuvieran la eficacia de un cartel de tránsito, y a la vez, la belleza y las pretensiones artísticas que el equipo de Apple le quería dar a aquella máquina de mediados de los 80.
Están presente allí los primeros bocetos de la “manito”, el signo “stop” e incluso de búsquedas y trazos varios que no quedarían plasmados en la interface de Apple.
Susan, antes de partir de la compañía en 1986, dejó dibujado desde la papelera hasta el signo command de las Mac, pensado por ella como un estilizado castillo visto desde arriba. Su camino no estaría ligado directamente al de Jobs, aunque sí lo seguiría en NexT, cuando aquel tuvo que irse de la empresa que había fundado. Pero Kare también trabajó para IBM, Intel y Motorola, entre tantas otras firmas. Y un detalle que no es muy conocido, ella también diseñó íconos para Windows, específicamente su versión 3.0.
Aunque, por supuesto, la impronta de su portfolio para la Mac es tan fuerte, que su carrera siempre será ligada a la Manzana. De hecho, una de las imágenes más reproducidas tras la muerte de Steve, fue una versión de su “Mac Feliz”, esta vez triste y con una lágrima asomando.
Actualmente la diseñadora sigue activa, e incluso pueden verse sus obras en Facebook y en infinidad de páginas web. Ha editado un libro con sus íconos (aunque allí no figuran estos hechos a mano) y es convocada para exponer sus creaciones en diferentes museos de todo el mundo. Es curioso notar como algo tan común para nosotros, como el signo de la bomba a punto de explotar o el indicador de volumen, puede ser expuestos en encumbradas sala de arte, como verdaderas piezas de arte contemporáneo.
En su propia biografía, Susan dejó claro cuál fue siempre su objetivo:
“El proceso de diseño incluye la búsqueda de fuertes metáforas y la manera de plasmarlas. Mi trabajo estuvo enfocado en el desarrollo de un set de tipografías e íconos proporcionales para la pantalla de las computadoras, como una salida de los caracteries monoespaciales típicos de las primeras computadoras y las máquinas de escribir. Con el ícono y el trabajo sobre la fuente, esperaba ayudar a contrarrestar la imagen estereotipada de los ordenadores de entonces, como fríos e intimidantes”.
Vaya si lo logró.
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