noviembre 21, 2011

Cuevana: se relanzó entre críticas y con falso hackeo

Cuevana: se relanzó entre críticas y con falso hackeo:

La noche del domingo (en Argentina) no fue sencilla para los cientos de seguidores de Cuevana.tv. Hubo denuncia de hackeo con un video que lejos de ser amenazante, mueve a risa; como consecuencia de esto, la página dejó de funcionar y el hashtag #fuerzacuevana fue número uno en Twitter argentina. Pero, claro, no había que tomarse muy en serio a esos encapuchados de arriba (hay una versión mejor del vídeo pero está en privado).

Durante la madrugada del lunes se confirmó que se había tratado todo de una argucia para relanzar el servicio, con su respectivo #nuevoCuevana en la red social de pajarito.

Seguramente, los medios tradicionales, que se “preocuparon” por el hackeo, no deben estar muy contentos con la movida de marketing de Tomás Escobar y los suyos. (Y, dicho sea de paso, no a todos les gustó la remodelación, algún gracioso puso en Twitter: “con este nuevo diseño, ahora sí se merecen ir a la cárcel”; además las quejas sobre su mal funcionamiento atiborraron timelines durante toda la noche)

Todo este ruido se produce en un contexto muy difícil para la página argentina más polémica del momento, ya que trascendió que el canal de televisión Telefe le realizará una denuncia penal por haber transmitido en directo su señal (denuncia que todavía no está firme, así que bien podría quedar todo en la nada).

¿Podría haber servido este Cuevana offline del domingo a la noche como una jugada para presionar a los supuestos denunciantes judiciales mediante las redes sociales? El susto de cientos de usuarios motivó que #fuerzacuevana fuera número 1 en los Trending Topic de Twitter en Argentina y otros países, con muchos tweets que no eran más que un reparto a discreción de insultos para los “enemigos” de la página creada por el estudiante sanjuanino.

Amar y odiar a Cuevana

¿Qué esta pasando con un sitio que hasta hace muy poco era un secreto a voces y que de repente es protagonista de noticias en grandes medios y, fundamentalmente, de un debate que va más allá de los límites de sus propios problemas judiciales?

¿Saben lo que creo? Cuevana levantó mucho su perfil mediático. Y las consecuencias de esto, más tarde, más temprano, iban a caer en catarata. Recuerdo una escena de “The GoodFellas” cuando los matones ascienden y comienzan a encontrarse con el billete grande; por lo tanto, cambian su estilo de vida. Lo primero que hace el Don, es reprenderlos por llamar tanto la atención con sus Ferraris nuevos y los obliga a quitarles esos gruesos tapados de pieles a sus esposas.

No digo que los chicos de Cuevana sean mafiosos, ni mucho menos, pero que el raid mediático de Escobar los puso en un lugar por el que ya pasaron los hermanos Botbol, propietarios de Taringa actualmente procesados en la justicia argentina. Todos ellos dieron decenas de notas en medios importantes como la revista Rolling Stone y los diarios de mayor circulación en Argentina. Y los ojos del mercado se posó sobre ellos. Se convirtieron en bandera de una práctica cuestionadísima en internet: la de valerse de servidores externos como Radipshare o Megaupload, para permitir “compartir” o “piratear” (leerlo según sus convicciones) cientos de obras artísticas y soft. Taringa y Cuevana con tanta exposición parecen ser los únicos, cuando apenas son los más populares y mediáticos en el rubro.

Y en el caso de Cuevana, el pico de popularidad del sitio (una audiencia de 12 millones de usuarios únicos mensuales) sucede justo cuando arriban al mercado local los mayores players del video a demanda, ya que este año desembarcaron en ese país Telefónica, con OnVideo; Telecom, con Arnet Play; y Claro, con Ideas Entretenimiento. También, Netflix. Y por supuesto, ninguno de estos puede dar lo que Cuevana, al precio de la nada.

Piratería vs. “compartir enlances”. Buen servicio vs. sistemas de cable y video a demanda con pocos y títulos, y estrenos regionales muy desfasados. Derechos de autor protegidos vs. robo. Y siempre, la eterna discusión de la vigilancia de lo que se puede hacer y lo que no en internet. Hay muchas razones para amar y odiar a Cuevana. Si es legal o no, deberá ser determinación de la Justicia, pero basada en una legislación adaptada a los tiempos que corren…

Mientras tanto, hay algo que nunca volverá a ser como antes: la gente ya se acostumbró a este tipo de servicio, y será difícil trasladarlo a otro que no ofrezca la misma calidad de estrenos, y con la misma practicidad de uso. Y como sucedió alguna vez con Napster, las opciones similares se reproducen a una velocidad que la industria y las leyes no entienden. Los “adalides de los derechos de autor” deben saber que, a veces, destruyendo un servicio, no hacen más que multiplicarlo.

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