mayo 15, 2008

No puedo negar que me sorprendió la llamada que me hizo mi novia, que triste me comunicaba ya casi a las una de la madrugada que habían matado a Alberto Crisafi, un gran amigo justiciero. El dolor que me causa que una persona como Alberto, un hombre fuerte, serio, trabajadorcísimo, de una moral incólume, muera de la manera como lo mataron.
Lo triste es que hombres como él, entregados a su labor política, a la labor legislativa en el Estado Miranda, habitante del Municipio Sucre, era uno de los principales luchadores con respecto al tema de la inseguridad en el municipio, donde denunciamos, en más de una ocasión, la alarmante situación de la inseguridad en esta ciudad que mata mas gente que cualquier guerra. Hoy matan a Crisafi de tres tiros, precisamente ese fantasma que se llevó a muchos que tratamos de defender y no pudimos.
Lo triste es que un hombre como él, un hombre que dedicó su vida a la gente, un político serio, que respetaba a su gente y a sus contrarios, que siempre estuvo dando la cara por la cada vez más y mejor justicia para la gente, la mano de la muerte le tocó el hombro cuando más falta hacia. Hoy se llevaron a Crisafi: uno de los pocos políticos serios y respetables que ha parido esta patria.
Lo duro de escribir estas palabras, es que con cada una de ellas estoy recordando a un justiciero, a un hombre de honor, a un caballero que siempre estuvo dando la cara por este pais, y que hoy ha quedado una silla vacía en la defensa del ciudadano, que quiere, que merece paz, justicia y libertad. Lo que sé es que así como nos quitaron a un hombre de justicia, nos dieron más coraje para trabajar por un pais que necesita más de nosotros.
Con este pequeño y humilde homenaje, me despido de un verdadero caballero, como quedan pocos. Hasta siempre Crisafi, que tu trabajo no ha terminado, pero aquí estamos para asumirlo.