abril 17, 2008

Ciclo: Cosas realmente Viejas
De los ciervos de la gleba

Fui a sacarme el pasaporte para largarme de este país, pero aún tengo dos meses en eso. Siempre que voy es un rollo. He dormido días enteros en la puerta de la DIEX para sacarme el fulano librito y poder desatarme de ésta esclavitud de ser venezolano. Aún ando sin pasaporte, las greñas despeinadas y la barba contrastan con el tipo bañado y peinado de la foto, la falta de sueño también ha hecho sus estragos. Pero después de tanto esperar existe una esperanza, ahora que el proceso va a ser por Internet, y si eso se da soy el primero que va a hacer la cola para largarse.
Pero ese no es el único asunto por resolver. Este sueldo recortado que me gano (muchos dicen que no debería quejarme, que es un sueldo de envidia) no alcanza para comprar dólares, y con lo difícil que es comprarlos legales, es preferible comprarlos en el mercado negro, que quizás el esfuerzo los hace parecer más baratos. Seguro que la cosa se va a poner más difícil porque ahora comprar dólares a terceros es un delito. Otro cepo más para nosotros los que nos quedamos.
Peor es buscar Visa, porque después de la grandiosa alocución de nuestro presi en Nueva York estoy seguro que los gringos ven a los venezolanos como bichos raros. Sólo que los que viven allá tienen la suerte o el descaro (como mejor lo veáis vos) de no tener que calárselo semana a semana, más los días que le vienen en gana.
Y no es de extrañar que la gente se moleste porque les preguntan tanta cosa cuando se va de viaje… Que si uno lleva dediles de coca en el estómago (debe ser la única manera de viajar sin real), que si tengo familia en Estados Unidos porsia caso tengo ganas de quedarme, que cuántos dólares llevo guardados en el bolsillo y para que carrizo llevo tan poquito (soy un chupamedias que dejo un mono horroroso en el condominio para comprar unos verdes), etc.
Pero lo que me da más calentera es que es culpa nuestra que nos sintamos siervos de la gleba, esclavos del petróleo de todos los venezolanos, pero del que no vemos ni un medio partido por la mitad. Ja! Y nos dicen que somos libres, libres de elegir el gueco donde nos van a echar tierrita, porque por lo demás, seguiremos siendo siervos de la gleba…

PD:

Debo acotar que despues de N años de que escribi esto, sigo con el mismo pasaporte, a mi parecer un gasto innecesario. Desde que me lo saque lo mas lejos que he llegado ha sido maracaibo, y fue una cuestión de horas apenas. ¡Que carajo!


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