septiembre 14, 2006


Es verdad que eso del hablar de sexo, erotismo y pornografía con la madre de uno puede parecer una cochinada moral, pero en este caso, y como es mi familia, se convierte en un asunto de competir a ver quien hace sonrojar a mi madre, que no puedo negar que en ciertos momentos los que salimos con las tablas en la cabeza somos nosotros.
En alguna parte
leí que entre un 70 y un 82 por ciento de las mujeres se masturba hasta el orgasmo alguna vez en su vida. Muchas empiezan después de los 20 años, o cuando ya han realizado el coito (en nuestro caso es innegable que estas coñas amigas de uno llevan echándose desde chiquitas porque que yo sepa, han comenzado desde tempranito a probar, ni hablar a las de sexualidad distraída). Es posible que algunas mujeres no se masturben nunca. La frecuencia suele variar dependiendo de las circunstancias, pero la investigación demuestra que las mujeres que mantienen una relación sexual activa, se masturban tanto como las que no la mantienen.
Bien, Pues resulta que una noche nos pusimos a hacer unas arepas con sardina, harta conocida por sus condiciones afrodisíacas. Pues bien, en mi casa estábamos Daniel, el chamo que trabaja en mi casa, mi hermano y yo, estábamos comiendo y salió el cuento no me preguntes de que manera.
- ¡Pero si eso es algo normal! Yo tengo amigas que se echan deo desde chiquitas. - Dice mi hermano.
- ¡Que horror! – dijo la doña.
- ¡Si vale! Eso es normal, es una manera de sacarse de encima el queso… - dice Daniel.
- ¡Madre de dios! – seguía la señora poniéndose la mano en la cabeza.
- ¡Además! Es mas sabroso cuando se hace de a dos, a si uno se toca y una goza mas eso… ademas que uno se pregunta por donde es que le gusta y tal.
- ¡Marco! – dice mi madre con cara de sorprendida.
- A pues señora Ivonne, ¿cual es el rollo? Si este coño ya ha echado pipe que jode, ese es el otro que habla sin saber.
- ¿Sin saber? – dice Víctor – tu como que no sabes nada… además mamá, mis amigas que se gustan entre ella nos echan los cuentos y nos dicen como es la cosa
- ¡Como! ¡Las mujeres que se echan deo entre ellas! ¡Madre de dios!, ¿y eso es asi?
- ¿Ah no mamá que pasa? Siento que estoy hablando con la madre Maria de San José.
- Bueno no pero no es para tanto.
- Ay no señora Ivonne, creo que se va a tener que meter más en el Internet y dejar de estar viendo boberías en la televisión, es muy poco educativa…
- No vale, si ahí esta el canal porno, lo que pasa es que se lo quité de la TV porque si no quien se aguanta a esta señora pegando gritos de horror a las cuatro de la mañana de esa gente a echando uno.

La pobre sardina que se estaba comiendo mi mamá estaba muerta de la risa por la cara de sorpresa, pero a partir de ahí quedamos todos callados por un buen rato. Mi madre, ya con media arepa consumida, se queda viendo a la sardina, que sobresalía, con las manos chorreadas de mantequilla y limón, y el vaso de jugo de piña por la mitad.
- Aunque pensándolo bien, eso de cargar un guevón al lado… como que es mejor echarse deo.

La atragantada fue colectiva. Daniel le dio tos porque una espina se le fue por el mal camino, mi hermano bañó la pared de la cocina con jugo de patilla y yo me estortillé de la risa en el suelo. Definitivamente si preguntan por qué yo soy así, esta es solamente el ápice de las cosas que pasan en mi casa.

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